MADAME YOURCENAR Y MISS GRACE: DE MONT NOIR A MONTS DESERTS. AUTOR Y DIRECTOR: SALVADOR LEMIS. TEATRO ERRANTE.
Las dos actrices: Ligia Barahona y Alessandra Argoytia durante el proceso.
Salvador Lemis, el autor.
LIBRETO COMPLETO.
(SI DESEA MONTARSE DEBERÁ SOLICITAR PERMISO EXPRESO DEL AUTOR.) (c)
MADAME YOURCENAR Y MISS GRACE
(DE MONTE NEGRO A MONTES DESIERTOS)
Autor: Salvador Lemis,
MMVI ©
Dedicada a Astrid Romero, Gloria María
Martínez y Luis Casasco.
Tres
estadíos:
I. 10 años de felicidad.
II. 15 años de sufrimiento.
III. 15 años de infierno.
MÚSICA INICIO se va en fade sobre primeros textos...
ESCENA
I “LA ESCRITURA.”
(LARGOS
INSTANTES DE ATMÓSFERA CREATIVA. ENTRECRUZAMIENTOS DE MIRADAS, ETC. TECLEO DE
MÁQUINAS DE ESCRIBIR.)
GRÂCE:
(A público.) Sshhhh, Madame está trabajando...
(MADAME
ESCRIBE Y CONSULTA NOTAS. MUESTRA UNA A GRACE. TRABAJOS COTIDIANOS DE AMBAS
MUJERES EN PETITE PLAISANCE: TRABAJOS DE TRADUCCIÓN, CONCENTRACIÓN EN ESCRITURA,
ETC.)
MADAME:
¿Qué le parece este pasaje?
GRÂCE:
(Lee.) No está mal.
MADAME:
¿Sólo puede decir eso?
GRÂCE: ¿Espera más?
MADAME:
No.
GRÂCE:
Bueno.
MADAME:
(Murmura.) La convivencia… (Frase en francés.)
GRÂCE:
¿Ha vuelto a su molesta costumbre de hablar sola?
MADAME:
Sí.
GRÂCE:
Ya veo.
MADAME:
¿Le incomoda?
GRÂCE:
Cuando viven dos personas solas es muy incómodo.
MADAME:
Para mí es algo… intrascendente.
GRÂCE:
Me pone irascible con esa actitud.
MADAME:
Lo siento.
GRÂCE:
No. Usted ya no siente nada.
MADAME:
Por favor…
GRÂCE:
(Rabiosa, en falsete) Ya. Ya. Ya.
MADAME:
¿Va a leer el pasaje, sí o no? (Cambia a tolerante.) Me es muy útil su opinión,
Grâce.
GRÂCE:
Ya lo he leído.
MADAME:
No me pareció.
GRÂCE:
Bueno, lo releeré sólo para que esté tranquila.
MADAME:
Gracias.
GRÂCE:
(Se detiene en frases.) “La felicidad que
poseo es algo que Usted jamás comprenderá. Yo soy una mujer a quien nadie puede
amar. Desde niña, nadie me ha amado. Por eso hasta ahora estuve siempre sola.
No solamente eso; llegué hasta a pensar que si alguna persona me amara, la
odiaría. (...) Mientras el amor de esa persona no sea retribuido, su alma me pertenece.”
(Pausa, piensa) ¿Para qué es? Quiero decir…, ¿con qué intención lo escribió?
MADAME:
No es mío. Es de Yukio Mishima.
GRÂCE:
(Va hacia el buró de Madame) Ah, del japonés suicida. Pareciera escrito por
Usted. (Burlona.) ¿Quién transcribe a quién?
MADAME:
No es gracioso.
GRÂCE:
No intenté ser graciosa. Si me conociera…
MADAME:
La conozco. Sé cuándo se trata de sarcasmo. La socarronería es inútil: al menos
entre nosotras.
GRÂCE:
Descuide. Tome el escrito. No me interesa. Debo hornear el pan que vamos a
vender en el muelle. (Sin prestar atención.) Ayer nos gritaron brujas, ¿usted
lo escuchó?
MADAME:
No.
GRÂCE:
¡Mejor! Usted vive en otro mundo, en otro tiempo.
MADAME:
Estoy en el Siglo II. ¿Le afecta eso?
GRÂCE:
Al menos en la convivencia sí. No sé si estoy viviendo con un fantasma del
renacimiento o con una díscola romana.
MADAME:
Lo siento.
GRÂCE:
Más lo siento yo. (Tajante. Madame le entrega un libro y Grace lo deja sin
hacerle caso.) Y ahora déjeme en paz, debo atender cosas “importantes.” Al
menos para mí. Para Usted ya nada es importante más que esos… bosquejos de
obra. Siento que ha perdido un camino para hallar otro.
MADAME:
Eso es. Tal vez lo exprese mejor Usted. De todos modos, gracias, miss Frick,
pues ya me ha regalado sin querer el tema de mi próxima pesquisa, de mi
búsqueda.
GRÂCE:
(Alejándose al interior.) ¡Que el diablo la lleve!
MADAME:
(Cruza dedos.) Nada de conjuros o maldiciones. Al menos no en Petite Plaisance.
GRÂCE:
Se quema el pan, excusez moi! (Mutis. Madame sigue escribiendo.)
SONIDO:
EFECTO DE LLUVIA.
ESCENA II “BAJO EL PARAGUAS.”
(Londres.
Grace permanece bajo un paraguas, al fondo. Llueve torrencialmente. Madame la
contempla desde el buró de trabajo, sentada. La describe.)
MADAME:
1.-
Estoy viendo a esa mujer. Está tan pálida como la nieve, como la muerte o como
el rostro blanco de las leprosas.
2.-
Sus ojos son cuevas que se hunden para escapar de la luz del día.
3.-
Todos los días se arrancará una nueva cana y estos hilos de seda pálida pronto
serán tan numerosos como para tejerle una mortaja.
4.-
Llora su juventud, como si fuera una mujer que la hubiese traicionado. Llora su
infancia, como si se tratara de una niña que hubiera muerto.
5.-
(Grace gira) Está muy flaca: cuando se baña, se da la vuelta para no ver sus senos
tristes en el espejo. Va errante de ciudad en ciudad, con tres grandes
maletas...
6.-
(Madame se incorpora hacia ella.) ¡Criatura imantada! Con demasiadas alas para
estar en la tierra y demasiado carnal para estar en el cielo...
7.-
Nació en una isla, lo que ya es un principio de soledad. (La señala.) Morirá en
una isla. (Se sienta en una columna tronchada.) Todas las mujeres aman a una
mujer: se aman apasionadamente a sí mismas. Y su propio cuerpo suele ser la
única forma que ellas consienten en hallar hermosa.
8.-
(Junto a ella, se coloca una manta. La asusta.)
Todo le da miedo. (Ambas se guarecen bajo el paraguas. La lluvia
arrecia.)
GRACE:
Entrez! Si’l vous plait!
MADAME: Mercí. Bon soir...
GRACE: Bon nuit.
MADAME: Comment vous s’appellé vous?
GRACE: Je m’appel Grace. Miss Grace Frick. Et vous?
MADAME: Marg.
GRACE:
(Sorprendida) ¿Marg?
MADAME: Marguerite
Antoinette Jeanne Marie Ghislaine Cleenewerck de Crayencour. (Ríen.) Marguerite
de Crayencour.
GRACE:
(Pausa larga) No sé si me atreva o esté fuera de lugar... Es Usted muy hermosa.
MADAME:
Quisiera poder decir lo mismo de Usted. (Ríen el chiste, largo rato: disfrute.)
GRACE:
(Decidida.) ¿Caminamos?
MADAME:
Allez! (Le da el brazo. Caminan
juntas y luego Madame la abandona. Grace queda sola y amargada detrás.
Sentimiento.)
GRACE:
(Cierra el paraguas.) Dejar de ser amada es convertirse en invisible. (Con
resentimiento.) Ya no se da cuenta de
que poseo un cuerpo.
GRACE
CIERRA VIOLENTAMENTE EL PARAGUAS. LO CAMBIA POR LA ESCOBA. DANZA. GRITOS FEROCES Y
PODER. GRACE HACE LA
DANZA DIABÓLICA DE LA ESCOBA : HASTA EL LÍMITE. CAMBIO DE COLOR Y LUZ.
MÚSICA: DANZA JAPONESA
MARGUERITE
SE LE ESCAPA. SE ACUESTA EN TUMBONA. PESADILLAS: MENCIONA A SUS
PERSONAJES PREFERIDOS.
(Madame
queda acostada en la tumbona de plata. Grace le ofrece un té.)
GRACE:
(Palpa su frente) ¿Tiene calentura? ¡No debería abusar tanto de su cuerpo ni de
su mente! Le prepararé una tisana de hierbas aromáticas. (SALE)
ESCENA
III “LA LLAMADA DE JACQUES Y LAS DALIAS.”
Grace: (Entra como una exhalación) ¡¡¡Si
cree Jacques que las cosas de París que ha contado nos interesan, se
equivoca!!!
Madame: ¿Hasta qué punto puede ser tan
celosa, Grace?
Grace: (Ofendida) No estoy celosa.
Madame: (Incorporándose, va hacia su sitio de
trabajo.) Deje de preocuparse por el mundo de afuera, hay que dar respuesta al
abogado sobre el pleito con Gallimard... Hay que corregir galeras y continuar
la traducción de los Blues...
Grace: ¿Me pide Usted que no haga caso del
mundo de afuera...? ¿Quién entonces, dígame, hará frente, dará la cara frente a
los chismorreos que pululan por esta isla...? ¿Quién?
Madame: Déjelos.
Grace: Nos llaman “witches, witches,
witches”: (aúlla como cuervo) “brujas”. (Pausa) ¿No ha escuchado a los niños?
Ayer mismo, allá en el jardín... No, en el bosquecillo del fondo, para ser
precisa.
Madame: He oído decir a la gente sus cosas,
que se sienten orgullosos de que esté aquí, precisamente aquí...
Grace: ¡Claro! El hecho de que “el gran
talento” eligiera este pueblo, esta isla del estado de Maine, Mont Desert, como
lugar de residencia, los puede llenar de orgullo, pero... ¡se les antoja
absurdo!
Madame: (Sonriendo, pero burlona.) Si no
usara sus horripilantes monk-cape, todas esas capuchas y vestidos
estrafalarios, jamás seríamos objeto de burla.
Grace: ¡¿Qué?! ¿Ahora me culpa a mí?
(Enumera) Todos hablan de mi sentido del humor, (Ejecuta bailecillo grotesco)
¡extraordinario!: invito a los niños a tomar el té. Los invito a jugar en el
gran jardín, también... Les llevo pasteles a los vecinos. Soy bien querida. Soy
aceptada. (Pausa) ¿Y usted, qué sucede con Usted? (Pausa) Siempre será
“Madame”..., imagínese que han llegado a preguntarme si Usted hablaba inglés,
sólo francés.
Madame: Siempre estoy trabajando, no tengo
tiempo de... “fraternizar”.
Grace: Usted siempre está recluida. No sale
excepto a dar sus paseos.
Madame: ¿Le incomoda?
Grace: Me preocupa. Es por esto que se
enferma tanto. Mientras yo voy a la iglesia, formo parte de la comunidad...,
¡aunque me juzguen “excéntrica”!, ¿qué hace Usted?... Se enfada y me recrimina.
(Tajante) Alguna de las dos tiene que dar la cara al mundo, Madame.
Madame: Prefiero que ésa sea Usted.
Grace: Ah, no, no, no, no... (Golpea mesa)
¡Explíquemelo!
Madame: Dee Dee Wilson, la esposa del doctor,
por ejemplo, vino a verme..., no sólo a causa de la pelea que Usted tuvo con su
marido, sino también porque empieza a exasperarla su manera de meter las
narices en todas partes, y a dar continuamente consejos a la gente que no se
los pide, Grace. Y me ha contado que “va Usted a dar golpecitos en el cristal
para indicar que la mesa está mal puesta, o que el vaso para el vino no es el
que corresponde. (Pausa) Sé que lanza discursos y peroratas en las tiendas del
pueblo, que entra en las casas como una intrusa, para dar opinión sobre todas
las cosas...” (Pausa) ¿Qué se puede hacer? (Pausa) Queríamos pasar
inadvertidas. Y ya ve lo que ha logrado. ¡Que todos se enteren que estamos
aquí!
Grace: ¡Qué me importa!
Madame: Ah, es Usted incorregible. (Van a
sentarse y dejan las nalgas al aire, se paran de nuevo, al unísono. Transición)
¡¡Ah, en cuanto al episodio de las dalias...!!
Grace: ¡¿Qué?! ¿Otra vez esa chismosa de Dee
Dee Wilson?
Madame: Sí. La encontró en su jardín cortando
sus dalias. ¿Y que hizo cuando fue sorprendida?
Grace: “Sólo le dije: Ve Usted, siempre hay
que llevar un cubo lleno de agua cuando se va al jardín a cortar flores...
(Pausa) Ella se quedó sin voz. (Pausa larga) Pero estoy segura que desde ese
día, jamás ha vuelto a cortar flores sin llevar un cubo.” (A Madame.) ¿Agua,
desea una copa de agua?
Madame: No. Mercí.
MUSICA: NEW
AGE. FUERTE.
ESCENA
IV “ME SIENTO...”
(JUEGO
CON ESCOBA Y MANTILLA PLATEADA: CADENA DE ACCIONES.)
Grace: Me siento mal. ¿Abatida?
Madame: Me siento estupendamente.
Grace: Me siento incomprendida por Usted.
Madame: Me siento algo... aislada.
Grace: Me siento casi inútil.
Madame: Me siento poderosa... como si tuviera
aún 22 años.
Grace: Me siento desplazada por todos.
Madame: Me siento en el Siglo II... antes del
Cristo.
Grace: Me siento robotizada.
Madame: Me siento amplia, llena,
inconmensurable.
(TRANSICIÓN
SÚBITA)
Grace: Me siento estupendamente.
Madame: Me siento mal. ¿Abatida?
Grace: Me siento algo... aislada.
Madame: Me siento incomprendida por Usted.
Grace: Me siento poderosa... como si tuviera
aún 22 años.
Madame: Me siento casi inútil.
Grace: Me siento en el Siglo II... antes del
Cristo.
Madame: Me siento desplazada por todos.
Grace: Me siento amplia, llena,
inconmensurable.
Madame: Me siento... (Duda) ¿Y qué es sentir?/
(DESMAYO DE GRACE. “Me siento mal...” GRITOS DE MADAME EN FRANCÉS
PIDIENDO AUXILIO, COMO TRÁGICA GRIEGA: “Secours! Dee Dee! ¡Ayuda! ¡Ayuda,
help!”
(Bramido y eco. El camastro tumbona queda cerca de centro. Madame
permanece acostada llorando encima del cuerpo de Grace… Ésta, pícaramente, le
hace cosquillas y la asusta como fantasma. Ríen. Se revuelcan. Busca Madame una
manzana y la muerden. Juego perverso.)
MÚSICA:
RÉQUIEN DE FAURÉ. CORO ANGÉLICO.
ESCENA
V “LA MANZANA ”
Trabajo escénico sobre la sensualidad
femenina y lésbica. Flash back:
enamoramiento y año de 1955 del siglo XX. Temporada de estudio en Wagram,
Inglaterra. Ríen. Grace le arrebata una manzana a Marguerite. Ella la persigue.
Le da alcance: se comen, devoran la manzana como dos lobas hambrientas: simulando
beso. Se quedan mirando con los labios anhelantes. Marguerite sonríe extasiada,
se abre de brazos en suelo y mira las nubes que pasan.
Grace se levanta, se arregla el
vestido y se coloca un pañuelo chillón en la cabeza. Retoma la actitud (10 años
de sufrimiento) de madurez-vejez.
GRACE:
(Regañona) ¡¿Qué hace ahí?!
MADAME:
(Éxtasis.) Recordaba.
GRACE:
Es impropio para su edad.
MADAME:
No lo creo. Así dormí una noche en la villa Adriana..., bajo las constelación de
Escorpio.
GRACE:
Pero, ¿qué hace ahí? ¿Por qué continúa ahí? ¡Levántese! (Levantándola) La ayudo.
MADAME:
(Temblor de voz) Grace...
GRACE:
¿Sí?
MADAME:
¿Recuerda acaso la manzana?
GRACE:
(Como perdida...) ¿Manzana? ¿Qué manzana?
MADAME:
No importa.
GRACE:
(Preocupada) ¿Se siente bien de su cabeza? Mandaré al doctor Wilson a que le
haga unas radiografías. Encefalograma, así le dicen ahora.
MADAME:
Estoy bien.
GRACE:
(Poniéndola a prueba) ¿Cómo se titula el primer libro que Usted escribió?
MADAME:
“Alexis o el Tratado del inútil combate”.
Tema: la homosexualidad.
GRACE:
¿Su novela favorita?
MADAME:
Adriano... Memoirs d’Hadrien..., pour
quoi?
GRACE:
Bien. Creí que era L’Ouvre en noir.
MADAME:
(Incorporándose) La Obra
en Negro, sabe que prefiero llamarla Opus
Nigrum... Creo que a la que le está fallando la cabeza es a Usted, Grace.
(Transición) Hace buen fresco... ¿Qué le parece si hoy comemos junto al mar, en
Southeast Harbor..., oui?
GRACE:
Cociné pescado. Salmón a las finas hierbas, para ser precisa.
MADAME:
Bueno...
GRACE: De
todos modos el sabor del pescado siempre evoca el mar. Es inevitable.
MADAME:
Debe tener razón.
GRACE:
Además, acaba de salir de una de sus crisis... A ese ritmo La Obra en Negro…, Opus Nigrum… sería su última novela. Indefectiblemente.
(Alejándose.) Pescado, comeremos pescado. Usted y yo: solas.
MADAME:
(Rememora Fuegos.) “El amor es un
castigo. Un castigo al miedo de no haber podido quedarnos solos.”
MÚSICA: CANCIÓN DE EDITH PIAFF. SE VA EN FADE CUANDO
MADAME SE SIENTA A MESA.
(SECUENCIA DE LA MESA DE TÉ AL AIRE LIBRE.
TODOS LOS OBJETOS QUE USAN, TAZAS Y PLATILLOS, SON DE CASA DE MUÑECAS,
MINIATURAS EXQUISITAS. JUEGAN A COMER. VAN GIRANDO ALREDEDOR DE LA
MESA EN UN JUEGO IMPERCEPTIBLE DE CAMBIAR
DE SITIO LAS SILLAS.)
ESCENA
VI “LA SEDUCCIÓN.”
(Madame
la contempla desde lejos y decide acercarse.)
GRACE:
(Canturreando Sobre música, que se va en fade) Finalmente vino a la cita.
MADAME:
¿Cómo se le ocurre que me lo podía perder? Soy curiosa.
GRACE:
¿Está nerviosa?
MADAME:
No. ¿Y Usted?
GRACE:
Quizá...., por...., será por el té... Es de bergamota.
MADAME:
(Asiente) Lady Grey...., de la condesa de Grey. (Beben) Y dígame, Grace...,
¿qué es lo que más le gusta de este lugar... Londres,..., Wagram?
GRACE:
Pues..., las palomas en los tejados... Los días en que asoma el sol... ¿Las ha
visto Usted?
MADAME: Le
gustan los animales.
GRACE:
Sí.
MADAME:
¿En qué piensa?
GRACE:
Sueño con un lugar donde los animales..., ya sabe, ¡vivan libres! Y una misma.
MADAME:
Su idea. He estado pensando en su idea. No quita el dedo del renglón, como se
dice corrientemente. Un lugar apartado es ideal para vivir juntas... ¡Claro, es
un desafío! (Piensa) Allá podríamos tener un zoológico. (Ríen)
GRACE:
Me apasionan esencialmente los perros.
MADAME:
¡Y a mí! Quisiera tener uno que se llame Monsieur..., Valentine, Fu ku...
GRACE:
¡Qué nombrecitos!
MADAME:
Soy extravagante. Lo sé.
GRACE:
Y yo, Marg, y yo. (Bebe)
MADAME:
Eso no puede negarlo. (Ríe) ¿Y de comidas? ¿Qué le gusta? Quizá coincidimos en
eso también.
GRACE:
(Abstraída, erotizada) ¡Las ostras! Me gusta la sensación de la ostra viva en
mi boca; la suavidad, la sensación de tragarla y que se funda en mi interior...
(Recapacita) ¿Y escribe algo ahora?
MADAME:
Siempre estoy escribiendo. Es mi oxígeno. (Fantasea) Se trata de una novela que
aún no tiene título.
GRACE:
¿Sí? ¡Qué emocionante, Marg! (TR) ¿De?
MADAME:
La Muerte ,
soledades, la manera de vivir..., la genialidad, la convivencia, la decadencia
de todo...
GRACE:
¿Bebe?
MADAME: Bebo, suelo beber. Frangélico. Licor de
ajenjo... Vinos... Coñac, sür toute.
GRACE:
Cuando bebo Absintio recuerdo a Rimbaud. ¿Quién sabe por qué? Ese niño
maldito... Lo he estudiado.
MADAME:
¿Es su autor favorito?
GRACE:
Él. Algunos. Cocteau, Colette, Mishima, Alain Fournier, Baudelaire, de su
lengua.
MADAME:
¿Y qué le gusta de Charles Baudelaire?
GRACE:
(Incorporándose hasta rozarle el rostro a Madame) Su maldad.
MADAME:
Hummm... ¡Me ha convencido, Grace!
MÚSICA. SONATA DE CÉSAR
FRANCK: MÚSICA TEMA. PERMANECE DE FONDO HASTA DESAPARECER AD LIB.
ESCENA
VII “COMIDA, BELLEZA Y SEXO.”
(Comen.
Siguen en el Cafetín londinense.)
MADAME:
Grace, ¿ha tenido pareja alguna vez?
GRACE:
Pues..., amigas..., compañeras..., nada del otro mundo.
MADAME:
¿Amantes?
GRACE:
Nada serio.
MADAME:
A mí siempre me ha atraído la
Belleza. Así , con mayúscula.
GRACE:
Yo puedo ubicarla ahí: en la
Belleza con mayúscula.
MADAME:
Recuerdo esas palabras suyas... Bajo el paraguas, con la lluvia resonando... Ha
sido reciente y pareciera que pasaron 40 años...
GRACE:
(Pensativa) ¡40 años! ¿Dónde estaremos Usted y yo en 40 años?
MADAME:
(Miran a ambos lados, abstraídas.) Seguramente lejos. No debajo de un paraguas,
bajo la lluvia de Londres. (Cae la servilleta de Madame a suelo. Cuando Grace
la va a agarrar, Madame le toma la mano.)
GRACE:
(Rememora) Los zapatos mojados. Estuve tosiendo toda la noche.
MADAME:
Sí. A mi lado. Desnudas. Usted no me dejó dormir en aquel hotelito.
GRACE: No me
ruborice, please.. (Le
tira servilleta al rostro. Madame ríe.) Usted tampoco me dejó dormir.
ESCENA VIII “PRIMERA MUERTE DE GRACE.”
Miss Grace siente dolores
inauditos por el cáncer. Escena de ayuda
de madame: le inyecta morfina, etc. Cambia vendas.
Grace se medio incorpora y le grita a
Madame:
GRACE: ¡¡Salga inmediatamente de mi
cuarto!!
(Madame duda, sale con respeto. Grace
muere sola entre estertores. Madame entra. La amortaja. Prende la cajita de
música. Abre la ventana. Mira a público:
MADAME: No sé…, pero dicen que hay que
dejar que el alma escape libremente.
(Llora junto a su camastro. Instantes.
Al concluir la música de la cajita, regresa a la mesa del Cafetín londinense.
Se sienta. Llega Grace, recompuesta y retocándose el maquillaje.)
MÚSICA: CANCIÓN DE EDITH
PIAFF.
ESCENA
IX “LA DECISIÓN DE
VIVIR JUNTAS.”
(CONTINÚA
SECUENCIA DEL CAFETÍN LONDINENSE.)
MADAME:
(Canturreando Sobre música, que se va en fade) Finalmente vino a la cita.
GRACE:
¿Cómo se le ocurre que me lo podía perder? Soy curiosa.
MADAME:
¿Está nerviosa?
GRACE:
No. ¿Y Usted?
MADAME:
No. (Pausa)
GRACE:
¿Pensó en mi propuesta?
MADAME:
Vivir solas. Es una decisión algo... arriesgada. Hay mucha gente que lo desea y
jamás da el primer paso. Mujer con mujer, hombre con hombre. Siendo “natural”.
GRACE:
¿Natural? ¡Yo estoy dispuesta! (TR) Conozco una isla. En el
estado de Maine, Estados Unidos de América...
MADAME:
(Nerviosa) Ya me contará de eso, ya me lo contará, Grace. (TR) ¡Por ahora una
sorpresita!
GRACE:
(Mira) ¡Siempre me ponen nerviosa los regalos!. No me siento merecedora. (Abre
el papel plateado y saca una cajita de música que toca.) “Para Elisa”, de Beethoven.
¡Qué fineza! (Acercan caras. Madame cierra la cajita bruscamente.)
MADAME:
¡Hagamos un trato! Esa cajita tendrá un sitio especial en su isla
encantada.
GRACE:
(Con raro acento) Monte Desierto.
MADAME:
¿Cómo dice? Su acento...
GRACE: Así
le llamaron los franceses: Mont Desert.
MADAME:
Pues será Mont Desert. No se hable más... O nos arrepentiremos. Y a mí no me
gusta arrepentirme de nada.
GRACE:
Seremos dichosas. No sienta miedo.
Madame:
Yo le temo a todo. El cáncer, un resfriado, la humillación, la vejez, la
soledad, la guerra, la destrucción…. (Piensa) A que mi mente… ¿Pedimos más té?
Grace: No,
mejor nos vamos.
Madame: Ouí.
Estaría bien.
Grace:
¿Entonces se decide? ¿Vivimos juntas?
Madame: Sí.
Siempre que pueda llevar mis libros. ¡Muchas maletas!
Grace: (De
pìe) Ah, casi lo olvidaba, qué torpeza la mía. ¡Yo también le traje un
souvenir!
Madame:
(Abre el regalo: es una reproducción de una columnita trajana.)¡Justo la novela
que estoy escribiendo! ¿Cómo lo adivinó?
Grace: Sé que
le apasiona Grecia. La he visto cada mañana en la sección de la Biblioteca dedicada
a... al imperio.
Madame:
Sí, me apasiona Grecia. (TR) Su nombre es Grecia…
también.
Grace:
¿Cómo le llamaremos a nuestra casa? (Caminan hacia el bosquecillo.)
Madame:
Petite Plaisance.
Grace:
¡Pequeñísimo Placer! …(Pensativa, ambas de frente a público.) Nuestro “pequeño
placer en el monte desierto”… (Se acaricia vientre y sexo) Suena algo… freudiano, eh.
Madame: (Ríe)
Petite Plaisance.
Grace: ¿Nos
vamos?
Madame: ¡No!
¡Antes brindaremos con coñac! (Llama) Garçon!
MÚSICA: ENTRAN
“SEVILLANAS DE COLORES.”
ESCENA
X “EL PRIMER AMOR.”
(Tras
bailar. Madame se marea... Tiene una visión. Le auxilia el hombre de la
máscara. Grace lo aparta con brusquedad. El hombre permanece en la sombra.)
MADAME:
(Mareada, como extraviada en el tiempo.) Extraño. Tuve una visión. Por un
momento vi que estábamos juntas en Sevilla... Los colores. La hermana de
Federico García Lorca…., la finca de San Vicente… El viaje. Evocar algo no vivido... aún. (La
guía al camastro.)
GRACE:
No ha sido nada. El coñac. Y este clima horroroso...
MADAME:
Mejor...
GRACE:
Mejor hablamos de otra cosa. Me gusta estar con Usted. (Le acaricia la mano.)
Evocar..., el primer amor... la primera sensación. El nerviosismo y el cuerpo
excitado... ¿Su primer amor?
MADAME:
¿Amor? “Amor, mi duro ídolo”... (TR) La primera vez que me enamoré no fue
precisamente de una niña.
GRACE:
¿Ah, no?
MADAME:
Fue... de un niño.
GRACE:
Pues yo... de una prima de Texas. Una amazona. Me llevó a la caballeriza... Me
lanzó sobre el heno..., entre los desperdicios... Y después, ella me comió a
besos. Literalmente. Me comió. Estuve tres días con un ardor insoportable en la
boca, entre los muslos, por aquí... Los senos... ¡Y creí que estaba marcada,
que todos en la familia se daban cuenta! ¡Qué vergüenza!
MADAME:
(Pensativa) Curioso. Ese niño sólo me besó la mano: Egon de Vietinghoff.
GRACE:
¿El niño? ¡Qué tierno!
MADAME:
Y también de algún modo amé a su madre, Jeanne de Vietinghoff... Y a su apuesto
padre: Conrad de Vietinghoff. (TR) ¿No soy un desastre? (Ríen)
(Madame
se encoge de hombros y sale leyendo un libro. Mutis.) Pero mi último amor...
sin duda será Usted, Grace Frick.
GRACE:
¿Me promete fidelidad así en la
Vida como en la
Muerte ?
MADAME:
(Pícara y rápida.) Me está poniendo una trampa, ¿verdad?
ESCENA
XI “LA SOLEDAD DE GRACE.”
MÚSICA: ARIA DE SOPRANO…
TRISTE Y DESOLADA. SE VA MÚSICA AL VOLVER A ESCENA…
(ESCENA DE SOLEDAD DE
GRACE. PRIMERO LLENA SU ROSTRO DE ESPUMA DE RASURAR. COMIENZA A AFEITARSE.
MADAME LA SORPRENDE.
ELLA AVERGONZADA.)
MADAME: ¡¿Qué hace?! ¡¿Cómo se le
ocurre semejante disparate?! ¡Eso es “cosa de hombres”!
GRACE: (Hilo de voz.) Tenía unos
pelitos aquí... será por el medicamento... Unos pelitos por aquí...
MADAME: No vuelva a hacerlo. Para eso
existe la cera virgen... ¡de abejas, claro!
GRACE SE ALEJA.
MADAME VUELVE A SU LECTURA. SE ADORMILA. MIRA A TODOS LADOS… BUSCA ESPEJO. SE
AUTOEXAMINA. SE BAJA LA BLUSA ,
MIRA SUS PECHOS. TOCA LEVEMENTE HASTA DESCUBRIR SOSPECHOSOS Y PELIGROSOS
NÓDULOS ALREDEDOR DEL SENO. SE ESPANTA. CHECA ALIENTO A VER SI APESTA. SE
SIENTE FEA, ATERRORIZADA E INÚTIL.
MADAME ESCRIBE
ENSIMISMADA. GRACE GIME. ATERRORIZADA. SE CUBRE LA
BOCA PARA NO SER ESCUCHADA POR MADAME.
CORRE AL INTERIOR, SALE, DUDA EN DECIRLE, SE RECOMPONE. VUELVE A ENTRAR. MUTIS.
SE SIENTA FRENTE A SU MÁQUINA DE ESCRIBIR Y LA
USA COMO PIANO. TOCA EN EL AIRE…
ESCENA
XII “POEMA: TU NOMBRE.”
(CADENA DE ACCIONES
DE AMBAS MUJERES)
(RECITAN POEMA DE
YOURCENAR. “TU NOMBRE”)
GRACE:
Como una gota de miel
venenosa,
Tu nombre, el que te
dio tu madre,
Se derrama
amargamente en mi garganta.
Bajo distintos cielos
clamé tu nombre,
Lo lamenté en todos
los lechos;
Leí tu nombre en
filigrana en la página de mi desdicha,
Claro como el sollozo
que vierte sobre nosotros un ángel.
MADAME:
Tu nombre, con el que
duermo,
Lastima mi boca como
si fuera un talismán,
Y me arrastra, como
una sentencia, hacia el destierro.
Tu nombre, como un
niño bello y desnudo,
Se revuelca en todos
los fangos.
GRACE:
Gimo tu nombre como
limosnera
Frente a las puertas
de la ciudad en llamas.
Manchado por las
bocas –chismes de la infamia-,
Y la gente pronuncia
vulgarmente tu nombre,
X desconocida, tú
misma.
MADAME:
Tu nombre de bautismo
inscrito en los registros negros del diablo
Y en el libro de oro
de Dios.
Tu nombre es la única
cosa que jamás te podré regresar;
No importa que lo
repita mil veces,
Nadie me lo podrá
arrebatar.
Cada letra de tu
nombre es de mi Pasión... un clavo,
Y lo único, quizás,
que nunca podré olvidar
Hasta que llegue el
día de la Resurrección./
MÚSICA: FRAGMENTO DE
PIANO: GNOSIENNES, DE ERICK SATIE.
ESCENA XIII “EL CASTAÑO EN OTOÑO.”
(GRACE
TOCA EL PIANO EN LA MÁQUINA
DE ESCRIBIR. MADAME ENTRA CON UNA TAZA DE TÉ. GRACE DEJA DE
TOCAR AL PERCATARSE. CESA MÚSICA.)
MADAME:
A menudo pienso que lo que más se parece a las fases monótonas del Amor, son
las repeticiones infatigables... sublimes..., de esas locuras de Erick Satie,
las “Gnosiennes”... (Grace hace
ademán de irse) ¿Se puede saber por qué se marcha?
GRÂCE:
(Gesto obsceno) ¡Ya estoy harta!
MADAME:
Ya he visto esas explosiones de obscenidad en algunas mujeres de la isla. Ya se
les parece un peau. A little!
GRÂCE:
Poco me importa. Todo suele ser siempre falso. Y Usted lo sabe. Trabaja con la
palabra. La palabra siempre es fuente de malentendidos... Las coartadas del
lenguaje, ¿no? (Pausa) Desgraciadamente...
MADAME:
(En guardia) ¿Qué intenta decirme esta vez?
GRÂCE:
No, cállese, se lo suplico, ahora me toca hablar a mí. ¡A su secretaria, su
perra, su esclava o como dios le dé bien llamarme! (Transición)
Desgraciadamente, le decía, hace ya mucho tiempo que Usted y yo no logramos
comunicarnos. Y parece ser que sólo en el trabajo encontramos la
justificación que aún nos mantiene tan “cerca”. (TR) Ésa es la “única” verdad.
MADAME:
Laméntese de aquella decisión que tomamos: “juntas”...
GRÂCE:
Es difícil “con Usted tan cerca” dejar de lamentarse. Por esto, por lo otro.
MADAME:
(Sarcástica) ¿Sabe lo que me extraña? (Pausa larga) Que a pesar de haber vivido
10 años de felicidad, quince de sufrimiento y este infierno que hemos
construido, ¡aún no esté arrepentida de vivir a su lado!...
GRACE:
(Seria, la agarra de los brazos: directa) Yo la he ayudado a “soportar” la
crueldad del mundo. Reconózcalo.
MADAME:
(Para sí) Sí, sí. Creo no obstante que está mal no tener miedo. (Pausa) Si yo
hubiera sido feliz... Hubiera sido tan insípido ser feliz... (TR, pensativa.)
Tampoco Usted es feliz, Grace.
GRÂCE:
A veces.
MADAME:
(Va hacia ventana, tose levemente y lo oculta.) ¿Se fijó? Están cayendo las
hojas del castaño otra vez... (Señala.) ¡Y mire a nuestra ardillita... George,
George...! ¿De qué vivirá cuando no estemos?
GRÂCE:
(Le toma la barbilla interponiéndose. Transición.) Me da como un frío aquí...
muy helado, como las flechas de San Sebastián... Es extraño..., pues no debería
importarme la Muerte ,
¿no le parece?
MADAME:
(Ataque de risa) ¿Se fija? Siempre cambiamos de tema. Un tema y otro y otro. (Chiste)
Gracias a los dioses no empleo esa estructura en mis novelas. No hubiese ganado
ni siquiera el Premio Fémina.
GRÂCE:
De todos modos así ocupamos los días de un extraño ritual: la Amistad.
MADAME:
Después de estos últimos quince años seguimos siendo “amigas”.
GRÂCE:
Sí.
MADAME:
La Amistad es
“certidumbre”; a diferencia del Amor. Una vagina, unos senos, unos labios, eso
pasa. Pasa como arena, así...
GRÂCE:
Sí.
MADAME:
No sé cómo me las arreglaría sin Usted.
GRÂCE:
Ni yo.
MADAME:
(Sonriendo) Al menos nunca he maldecido el día extraño en que la conocí y
decidí huir con Usted, Grace. (Acceso de tos.)
GRÂCE:
(Ocultando algo, con rencor.) Sí. Supongo.
ESCENA XIV “SEGUNDA MUERTE DE GRACE Y EL PRINCIPITO.”
(Miss Grace siente dolores
inauditos por el cáncer. Escena de ayuda
de madame: le inyecta morfina, etc. Cambia vendas. Grace se medio incorpora y
le grita a Madame)
GRACE: ¡¡Salga inmediatamente de mi
cuarto!!
(Madame duda, sale con respeto. Busca
varios libros escritos por ella. Los muestra a Grace.)
MADAME: ¿Le leo algo de “Ana soror”...,
o de “Fuegos”, o de los “Cuentos Orientales”, “El Denario del Sueño”..., “Un
hombre oscuro”..., o quizá “Adriano...”?
GRACE: Nooooo...
MADAME: Voilá! Mire quién aparece... (Como a una niña.) “El Pequeño Príncipe”... (Lee) “Las
estrellas no significan lo mismo para todos. Tú tendrás estrellas como nadie ha
tenido... Yo estaré en una de ellas. Yo estaré riendo en una de ellas.
‘Cuando te hayas consolado (porque uno
siempre se consuela, Grace), estarás contento de haberme conocido. ¿Sabes? Esta
noche no vengas... Parecerá como si estuviera enfermo..., como si fuera a
morir..., y no será verdad.
‘Es por la serpiente... Las serpientes
son malas y a veces muerden por gusto...
‘¿Comprendes? Tengo que volar
demasiado lejos y no puedo cargar este cuerpo. ¡Pesa tanto un cuerpo!
(¡¿Te fijas, Grace?! ¡Es una alegoría
del alma!)
(Pausa.) ‘¡Es ahí! Déjame ir solo. Ahí
está... eso es todo. (Pausa, solloza.)
‘Murió sin hacer ruido, cayó
dulcemente, como cae un árbol.
(Pausa.) ‘Éste es para mí el paisaje
más hermoso y más triste del mundo. Fue aquí donde el principito apareció sobre
la tierra para luego desaparecer. ¡No me dejen tan triste! “ El Pequeño
Príncipe, autor: Antoine de Saint-Exupéry. Dibujos del autor. Ediciones
Gallimard, Paris, France, 1955.
(Grace muere dulcemente. Madame la
amortaja. Prende la cajita de música. Abre la ventana. Mira a público:
MADAME: No sé…, pero dicen que hay que
dejar que el alma escape libremente.
(Instantes. Al concluir la música de
la cajita, regresa a su mesa de trabajo, muy cansada. Le duele la cabeza y tose
continuamente. Se sienta. Grace se levanta y sale, inquieta. Regresa con agua y
jarra para ayudar a Madame que tose: resfriada…)
ESCENA
XV “LA LLAMADA DE NATALIE Y
LAS PIEDRAS.”
(Marguerite
tose y siente mareos frente al trabajo que escribe. Grace trae solícita la
palangana con agua y un paño húmedo. Madame está recostada en su silla de
trabajo y Grace le coloca el paño en la cabeza. Madame tose y bebe de una copa
de coñac. De vez en vez escribe algo. Grace no se atreve hasta que dice…)
GRÂCE:
Le informo que acaban de llamarle por teléfono…
MADAME:
¿Quién? (Lanza el paño.) ¿Por qué no me avisó?
GRÂCE: Su amiga. Natalie. Natalie
Barney.
MADAME:
Necesitaba hablar con ella. (Tira su silla.)
GRÂCE:
No lo consideré apropiado. Me tomé la libertad de decirle que padecía Usted de
una fuerte jaqueca.
MADAME:
(Comienza una fuerte discusión.) ¡¡¡Una suposición que considero impertinente e
innecesaria!!!
GRÂCE:
¡¡Trato de liberarle de compromisos que pudieran distraerla de su escritura y
no me lo agradece!! (Tira todas las notas y papeles de apuntes.) ¡¡Esta
situación se está haciendo insoportable!!
MADAME:
Por lo menos debería compartirme las decisiones que Usted tome.
GRÂCE:
¡¡Agradézcame que la libre de esos buitres del más allá!! (Lanza piedras, que
Madame evita con el camastro.)
MADAME:
¿Llama “buitre” a Natalie? Ella siempre ha sido buena con Usted, como Hortense
y las demás… ¿Por qué ahora esa actitud?
GRÂCE:
(Se sube al camastro) No permitiré… mientras viva y seguramente Usted ha de
morir primero…, que nada ni nadie la importunen con… asuntitos sin importancia.
MADAME:
Le repito: se toma atribuciones que van más allá de…
GRÂCE:
(Arrastrándose en el suelo, llora, recoge papeles tirados.) ¿De qué? ¡No se me
va a aparecer ahora con que somos esto o lo otro! ¡Si quedaba algún rescoldo de
amor entre nosotras, ya debe haberse percatado de que fue Usted misma quien…
MADAME:
Continúe.
GRÂCE:
(Toma aliento) Quien lo destrozó para siempre.
MADAME:
(Aplaude.) ¡Bravo! ¡Qué excelente discurso!
GRÂCE:
¿Sí?
MADAME:
Muy digno de Usted.
GRÂCE: Thank you.
MADAME: Je vous sans prie!
GRÂCE:
Ah, Natalie le dejó este número. Lo anoté aquí.
MADAME:
No entiendo los números. ¿Los escribió dormida acaso?
GRÂCE:
O estoy perdiendo la facultad de escribir claramente o Usted, Madame, se está
quedando ciega.
ESCENA
XVI “EL ÍDOLO DE ANTINOO.”
MÚSICA: NABUCCO. MARCHA
DE LOS HEBREOS AL EXILIO.
(SECUENCIA
CON BUSTO GRECORROMANO DE ADRIANO EMPERADOR. AMBAS CARGAN EL BUSTO Y JUEGAN CON
ÉLSOBRE LA TUMBONA
PLATEADA. )
Madame:”
Algunos de mis amigos salen (ELEVAN BUSTO) del mundo de los sabios, en torno a
ellos el Universo (GIRANDO AMBAS) se disipa como el humo, cerca de esos fríos
estanques (SE MIRAN COMO NARCISO) donde se mira la imagen de las cosas, las
pesadillas (PLANTAN BUSTO EN CAMASTRO) merodean como tigres domesticados. (LO ACUESTAN.)
He
conocido a jóvenes que pertenecían al mundo de los dioses. (CARICIAS) Sus
ademanes recordaban la trayectoria de los astros; nadie podría extrañarse de
hallar insensible su duro corazón de porfirio (AGARRA PENE); si tendían la
mano, (INCLINARSE ATRÁS) la codicia de aquellos exquisitos a mendigos era un
vicio de dioses. (SEXO) Como todos los dioses, revelaban inquietantes
parentescos con los lobos, los chacales, las víboras: (GUILLOTINA CON MANO Y
GRACE ES GOLPEADA, GIME) si los hubieran guillotinado, hubieran adquirido el
aspecto lívido de los mármoles decapitados. (BUSTO DE PIE, LE ACARICIA EL
PECHO…)
(LAME
Y HACE EL AMOR CON BUSTO.) Hay mujeres y jovencitas que proceden del mundo de
las madonas: (ACARICIA NALGAS DEL BUSTO) las peores amamantan a la esperanza
como a un hijo prometido a futuras crucifixiones. (ACARICIA ESPALDA Y CAE
RENDIDA AHÍ)
Amor,
mi duro ídolo, tus
brazos tendidos hacia mí son vértebras de alas. (VUELA ACOSTADA) He hecho de ti
mi virtud y mi pecado (SEÑALANDO A GRACE).”
(Grace
le limpia con su pañuelito los labios y manos. La ayuda a incorporarse. Se
miran. Madame la abraza. Le susurra una frase.
TEXTO SUSURRADO… CON BESO EN LABIOS.
MADAME: Por las noches, en los tugurios adonde vamos
juntas, tu cuerpo se parece a un ángel encargado de velar por tu alma.
(Al
final Grace limpia con su pañuelito las partes pudendas de la estatua –AL FONDO
YA- al ritmo del teclado de Madame.)
ESCENA
XVII “LA
NIÑA QUE NACIÓ.”
(MADAME
CUENTA LA HISTORIA DE
LA NIÑA QUE ES
ELLA MISMA. JUEGA CON UN MUÑECO BEBÉ Y UN COCHECITO DE MADERA. PRENDE UNA VELA
EN UN CANDELABRO.
TEXTO DE MONÓLOGO DE LA NIÑA.
1.-
La niña tiene seis semanas. Parece una criatura muy vieja y que va a
rejuvenecer. Ha atravesado los siglos, pero ella no lo sabe y es mejor así. Tiene
la cabeza cubierta de una pelusilla negra como el lomo de un ratón; los dedos
de sus puñitos cerrados, cuando los abre, parecen delicados filamentos de
plantas;
2.-
Vivirá unos tiempos que son los peores de la historia. Verá al menos dos
guerras llamadas mundiales. Con un Partenón que se desmorona y al que proponen
rodear de cristal, con una catedral de Estrasburgo corroída, una Venecia
podrida por los residuos químicos y una Giralda bajo un cielo que ya no es tan
azul. (Comienza a descuartizar al bebé.)
3.-
Cientos de especies de animales serán aniquilados dentro de unos años por
motivos de lucro y brutalidad; (Desmembrando el cuerpecito.)
4.-
El hombre arrancará sus propios pulmones: los grandes bosques verdes. El agua,
el aire, y la protectora capa de ozono, prodigios casi únicos que han permitido
la vida en la tierra, serán manchados y desperdiciados.
5.-
La niña que acaba de llegar al Mont Noir es socialmente una privilegiada;
seguirá siéndolo. No ha padecido la experiencia del hambre, no ha sufrido,
hasta ahora, la tortura, no ha tenido que “ganarse la vida” en el sentido
monótono y cotidiano del término.
6.-
No se verá apenas obstaculizada, como tantas mujeres en nuestros días, por su
condición de mujer.
7.-
Caerá y volverá a levantarse con las rodillas despellejadas; aprenderá, no sin
esfuerzo, a utilizar sus propios ojos abiertos.
8.-
Pero es harto temprano para hablar de ella –de mí-, lo demás tal vez sea menos
importante de lo que creemos./
PARALELAMENTE
GRACE RECIBE UNOS GRANDES SOBRES MANILA. LOS ABRE EN OTRO ÁNGULO Y LOS OBSERVA
DETENIDAMENTE. SON SUS RADIOGRAFÍAS… LLORA.
ESCENA
XVIII “RADIOGRAFÍAS DEL CÁNCER.”
(MADAME
DEJA DE JUGAR. VA HACIA GRACE CON EL CANDELABRO Y LA SORPRENDE CON LAS RADIOGRAFÍAS.
HABLAN… CON TERNURA Y COMPRENSIÓN INFINITAS. OBSERVAN...)
GRÂCE:
Es cáncer. Del peor. Tengo el estadio número 4. (TR) No hay estadio 5.
MADAME:
Eso ya lo sabíamos, Grace.
GRÂCE:
Quiero decir. Ha avanzado… mucho. Es… “insidioso”… Estoy minada, completamente,
para ser precisa. (Pausa) Hizo metástasis.
MADAME:
(Madame lee en voz alta los resultados clínicos auténticos de una hoja escrita
por un doctor.) Puedo interpretar “las palabras…”, pero esto…
GRÂCE:
(Cambiando) Fíjese bien. ¡Parece el Mapa de Mont Desert! (Señala) ¡El que venden para turistas! Funny!!!
MADAME:
(Señala.) ¡Y aquí el océano!
GRÂCE:
(Asiente) Es hermoso. (Se oscurece) Pero es terrible. Por lo que implica.
MADAME:
(Señala.) Aquí veo jardines… ¿O son los
bosques de Northeast Harbor? (Riendo) ¡El que está lleno de ardillas…!
GRÂCE:
(Pausa larga) ¿Ya no hay remedio, verdad?
MADAME:
Ha soportado Usted 25 años conviviendo con ese odioso cáncer.
GRÂCE:
Y conviviendo con Usted. (Transición súbita) ¡No me haga caso, si’l vous plait! Es sólo una broma. A joke! (Pausa) Estoy amargada, oscura.
MADAME:
(La abraza) Dijo el doctor Wilson que hay que atacar de lleno… Un tratamiento
extremadamente “agresivo”.
GRÂCE:
(Rompe a llorar, se deshace) ¡¿Más?! (TR) No sé si se pueda.
MADAME:
Me tiene a mí, Grace Frick. Es mi turno. Yo la ayudaré.
GRÂCE:
¿Por dónde empezamos?
MADAME:
Sssshhhh…, el cáncer avisa. (Va y toma a Valentine, la perrita, que se la
entrega el hombre de la máscara.) Ahora no hay que pensar en nada. En nada. En
nada…
ESCENA
XIX “LA PERRA VALENTINE.”
(Madame
acuna a su perrita Valentine.)
MADAME:
¿Verdad, preciosa? (Canta pequeña canción de cuna...) “Fai la Nina , fai la nana, puppo bello de la mama... Nina
uooo, nina uooo... (Pausa) Pajarito
que cantas en la laguna, no despiertes la niña que está en la cuna, ea la nana,
ea la nana, duérmete pajarito, por la mañana...”
GRACE:
Nuestro perro es norteamericano. No entiende las canciones en francés.
MADAME:
Éste sí. Me contaron su historia.
GRACE:
Sí, seguramente la engatusaron con eso de que unos marinos franceses lo dejaron
tirado en nuestra costa... En todo caso debería llamarlo Robinson.
MADAME:
Es perra. Y se llama Valentine.
GRACE: ¡Claro, le recuerda algún amor! (Celosa) ¿Con
qué Valentine se acostó Usted, dígame?
MADAME:
Ninguna, no he conocido a ninguna Valentine.
GRACE: (Estallido de cólera) ¡Sí, seguro que sí!
¿Una bailarina, alguna amiga de Dolly Wilde, de la condesa, de Djuna Barnes...,
de Natalie? ¡¿Quién es la tal Valentine?!
MADAME:
Ya le he dicho: la perrita. ¿Le gusta?
GRACE:
Horrorosa. Prefiero los perros altos, delgados, que sepan proteger y morder.
MADAME:
Yo pensaba todo lo contrario. Por eso la he comprado.
GRACE:
(Muy amarga) Usted no sabe muchas cosas, Marguerite. Muchas veces he fingido
para contentarla, para que termine algún capítulo, un cierre de ensayo..., unas
letras... (Llora) ¡He estado fingiendo durante treinta años de mi vida!
¡Treinta y tantos, casi cuarenta! ¿Tiene idea de lo que es que a una no le
agrade, por ejemplo, el salmón..., o el coñac..., y tener que tragarlo durante
treinta años para darle gusto a alguien que... que ni siquiera tiene la
decencia de darme las gracias....?, ¿de.... de acariciarle a una la colita
cuando menos para ladrar (ladra)
agradecida...?
MADAME:
No tenía idea.
GRACE: Nunca tiene idea más que para los personajes
muertos a los que logra dar vida. (Pausa) Nosotros, los vivos, no contamos para
Usted... ¿Y sabe por qué, madame? ¡Porque ya Usted está tan muerta como
ellos! (Corre y abre una cajita) ¿Me
preguntaba si recuerdo la manzana? (Saca unas semillas secas) ¡Claro que sé de
qué manzana me habla! ¡De ésta! ¡Éstas son sus semillas! (Llora) ¡Yo guardé
las semillas de aquella manzana con la que nos besamos la primera vez!
(Transición) ¡Y me gustaba verlas cuando estaba sola, cuando usted no estaba
delante con esos ojos de lechuza..., hasta las llevaba a mis labios y las
chupaba! (Pausa) A veces... Incluso..., y me da vergüenza decirlo... a veces
las inserté en mi vagina..., como para sembrarlas ahí y que prosperaran. ¿Y
todo para qué?
MADAME:
(Va hasta ella) Grace..., mi Grace.
GRACE:
Aléjese. (Grace en un impulso lanza las semillas a través de la ventana y se
va llorando. Marguerite acaricia a Valentine.)
MADAME:
¿Sabes por qué te puse de nombre Valentine, preciosa? (Lentamente) Una
jovencita púber en un jardín de Babilonia... sube a un arco altísimo y orina
desde allí. (Ríe) Descaradamente. Y su líquido dorado cae sobre las flores del
oleandro..., entonces. (Piensa. Apasionada, recuerda.) ¡¡Valentine...
Valentine..., nunca volví a verte, pero aquellos besos bastaron para recordarte
por toda la Eternidad !!
Amor, mi duro ídolo. (Camina) ¿Por qué
estoy tan vieja, dios mío? ¿Por qué mi piel no obedece? ¿Por qué sólo el
recuerdo? (Pausa.) Sola y vieja. Vieja y sola. La vida siempre nos deja
inconclusos. (Pausa) El amor también,..., el amor... (Clamando) ¡Hermógenes,
sálvame! Quiero ver al menos un instante a mi Valentine desnuda, allá, en el
balneario de Taormina... (Grito sensual.)
(Grace sale de detrás de la mampara:
gime con un pañuelito. Vuelve a entrar. Ha escuchado todo.)
ESCENA XX “LOS
COMPROMISOS SOCIALES.”
(Grace
regresa con una larga lista. Madame tiene la perrita, Valentine, en su regazo.)
GRACE: ¿Tiene
tiempo?
MADAME:
¿Para?
GRACE: (Eufórica
y desafiante.) ¡Al fin hemos triunfado! ¡Viví para verlo y la Muerte no me ganó esta
partida! (Muestra lista) Le
organizo la ceremonia donde le consideran la más grande escritora del
Siglo XX…
MADAME: ¿La
más “grande” en edad? (Ríe) ¡Por favor, continúe, Grace!
GRACE: No es
gracioso. (TR) Siempre me ocupo de que no la molesten. Debo organizar la fila
de los que irán a saludarla al sofá donde descanse después del homenaje. Usted
sólo apruebe con la cabeza y ya.
(Lee. Madame
va asintiendo o negando, según el caso…, ad libitum.)
Jean Cocteau, Walter Kaiser, Germaine Beaumont, Mistress Neydi, Romaine
Brooks, lady Carnavon, Joe Carstairs, Guli, la duquesa Clermont-Tonnerre, Giuseppe
Ramón Enríquez, Lady Romero Sabogal, la
sexóloga Rocío Chaveste, Nancy Cunard, Rémy de Gourmont, Laila, la arquitecta
estrella de risa contagiosa, Vyvyan Holland, Edmond Jaloux, María “ojos de
esmeraldas”, Mina, Toupie, la
Nazímova , Liane de Pougy, Gertrude Stein, Casasco Zenobi, Paul
Valéry, Renée Vivien, la mére Morine Salomón, Virginia Wolf, tan fea y
narizona, el fotógrafo Cecil Beaton, Truman Capote, la cocinera Berthe
Cleyrergue, Francesco Marín, la pintora y fotógrafa excéntrica Elizabeth Eyre
de Lanux, ¡insoportable!, Janet Flanner, la guapísima Rossana, Djuna Barnes,
más lesbiana que un bombero…; Bettina Bergery (le explico que es una de las
tres hermanas Jones, bellezas estadounidenses para las que se inventó la frase
“estar a la altura de las Jones”, ¡puafff!),
Lady Jane Wilde, la familia Harris, Jerry Wilson, Sophia “Lily”, Willie
Wilde. Y la gran salonniére Natalie Barney. Nuestra amiga, que ha puesto el
dinero... el caviar dorado y el champán.
MADAME: ¡Perfecto!
(Grace se lleva a Valentine y deja a Madame acostada, le prepara el camastro
con agilidad. Sábanas, cojines, etc. Madame se acuesta con su ayuda. Se ve muy
pálida y mal… Grace sale, haciendo correcciones a la lista y asintiendo.)
SONIDO: UN VIENTO FUERTE
PASA. MECE LAS HOJAS. FUNDE A MÚSICA TEMA: RÉQUIEM DE FAURÉ…
(Madame
queda sola. Siente los síntomas de una embolia. Le da una isquemia y su cuerpo
se le paraliza. Dolor en el brazo… Llama con hilo de voz a Grace. Grace ya no
está. Ha muerto hace unos años…)
ESCENA
XXI “MADAME MORIBUNDA.”
(Depauperación
de Madame en soledad tras la muerte de Grace. Decadencia. Tiene media parte del
rostro paralizada tras una embolia. Irreconocible. Alucinaciones. Madame se
acurruca en el camastro, cubriéndose.)
MADAME: ¿Grace? ¿Está ahí? ¿Dónde? Me siento
sola. ¿Recuerda aquel juego? Tampoco está Jerry. Nadie soportó a Jerry, ni
siquiera Usted misma... Abominable que piensen que teníamos sexo en común. La
sola palabra me ofusca... Todo artista necesita de la juventud, de la belleza
de un cuerpo, un rostro, una espalda, un pecho... cerca, muy cerca... Rozar con
el olfato lo que ya no se puede tocar con las manos. ¡Ese aliento de fruta, mon
dieu! ¡Esa mirada chispeante, caladora, febril..., que nos acomete en cada
instante: sonriendo cerca de nuestro oído, sirviéndonos amablemente el té!
(Pausa) ¿Qué mundo es éste que condena la cercanía de la decrepitud no asumida
con la Belleza
tierna? (Pausa) De fertilidad está hecho el camino del hombre... (Pausa, grita)
¡Poderosa Muerte, ¿por qué me arrebatas a la gente que más he amado?! (Pausa,
conjura) “¡Muerte, has de morir!” ¿Era un poema de Donne? ¿Borges?
¿Cavafis? ¿De quién era?
GRACE:
(Como Dee Dee) Era triste ver cómo un ser superior, alguien tan lúcido como
ella, no estaba exento de la decadencia de perder sus facultades, de perder la
memoria... Creía ver a Grace en mí, que la cuidaba noche y día... En ocasiones
yo le preguntaba: ¿No me reconoce, madame?
MADAME:
¡Por supuesto! Eres Grace.
GRACE:
(Como Dee Dee) Soy la señora Deirdre Wilson, madame, la esposa del doctor.
Somos vecinas.
MADAME:
Claro que lo sé. No estoy tan mal ni soy tan tonta como para no darme cuenta.
¿Me acerca mi libro El denario del sueño...?
Creo que falta una coma en la página 224.
GRACE:
(Lo revisa) No hay ningún error.
MADAME:
Será en la edición de Alfaguara de La voz
de las cosas... (Piensa.) Quizá. (Pensativa.) ¿Sabe por qué mi último libro
se llama así? Grace. Grace, Gracia, ayúdeme, amor mío. ¡Todo es tan
deliciosamente inmediato! Quiero dormir, descansar. Grace me va a traer el
desayuno a la cama, Dee Dee. (La mira) ¡Es tan buena! ¡Usted, claro!
(Transición) ¡Y cada día se parece más a Grace Frick! Pero..., no me haga caso.
Grace: ¿Recuerda aquel poema turco…, cómo era, dios, cómo era?
Madame: (Rememora)
AÚN DEBEMOS NAVEGAR EL MAR HERMOSO DE LOS MARES
AÙN DEBEMOS VIVIR EL MÁS HERMOSO DE LOS DÌAS,
Y YO, AÚN DEBO DECIRTE LO MÁS HERMOSO....
EN ALMA Y CORAZÒN…O TAN SÓLO AL OÍDO.
ESCENA XXII “EL FUNERAL DE MADAME.”
(RITUAL
CON LAS CENIZAS DE MADAME YOURCENAR. SE ENCUENTRAN DEE DEE, CARGANDO LA PERRITA , JEANNIE Y WALTER
KAISER. TODOS MUY ELEGANTES EN NEGRO, PLATA Y BLANCO.)
(Walter
Kaiser y Dee Dee (Grace) se encuentran en el bosquecillo. Preparan en una cesta las cenizas de Madame
Marguerite Yourcenar.)
MR.
KAISER: En el
discreto y encantador pequeño cementerio de Somesville, Jeannie, la secretaria
que sustituye a miss Grace Frick, Dee Dee, el perrito Fu-Ku y yo, Walter
Kaiser, devolvemos a la tierra helada los últimos restos temporales del gran
espíritu que hoy honramos.
El
mismo día es todo de marfil y oro. A “ella” le hubiese gustado este día, en
enero de 1988…
Siguiendo
sus instrucciones, preparamos sus cenizas…:
Primero
las depositamos en una estola blanca. Aquí. Ahora hay que recubrirlas con esta
estola que tiene el símbolo budista de grullas volando…
Van
dentro de esta cesta india…, con hierbas aromáticas.
También
envueltas en un chal de seda blanca… Es el mismo que Marguerite Yourcenar
llevaba el día de su ingreso en la Real
Academia de la Lengua
Francesa …
En
esta pequeña tumba, depositamos la cesta…, ¡con cuidado, con cuidado! Y
derramamos unos pétalos de rosa. “Satis, amice”.
(Grace
escapa del cementerio o bosquecillo. Va hacia el camastro donde dejó a Madame
Yourcenar, quien se siente cada vez peor. Aunque apacible. La observa.)
GRACE:
(Susurra.) “Animula, vagula, blandula...”
SONIDO: MÚSICA TEMA DE
SATIE.
ESCENA
FINAL XXIII “LA
MUERTE DE MADAME.”
Madame desvaría un poco. Grace entra. Le toma los latidos en el brazo.
Se percata de que ha dejado de existir. La termina de amortajar. Prende la
cajita de música. Abre la ventana. Mira a público:
GRACE: No sé…, pero dicen que hay
que dejar que el alma escape libremente.
(Grace va hacia público, inquieta. Recorre
la salita. Mira como águila a cada uno.) Ssssshhh, Madame está trabajando.
MÚSICA: EFECTO DE SONIDO: MÁQUINA DE ESCRIBIR… FINAL.
Comentarios