LAS TRES NALGAS DE EVA (PARA CABARET) (AUTOR: S. LEMIS)

LAS TRES NALGAS DE EVA.

Monólogo para Actriz
caracterizada como negrita jinetera del teatro vernáculo cubano.
Autor: Salvador Lemis, México.
(Tomar en cuenta Derechos de Autor. SOGEM © )

I.-
Perdón, perdón, disculpe, ¿llego tarde? No, no se paren. Les doy permiso para fumar, para toquetearse por debajo de las mesas. Pueden escupir en el piso: yo quiero que se sientan como en su propia casa. ¡Aquí nunca comió Hemingway, pero es un buen sitio! Siempre lleno de artistas..., de allá.
¡Alabao, caballeros!, ¿pero todos los guapos se pusieron de acuerdo para venir esta noche? (Altisonante.) Detrás de un hombre guapo, siempre hay una mujer... poco agraciada. Pero detrás de una mujer fea, siempre hay una gran fortuna. ¡Las bonitas que no se me preocupen! No soy buena competencia. Duerman tranquilas. (Como si sacara pistolas.) Yo llego... ¡antes que anochezca! Los solitarios... sin solitarias..., que no se impacienten. Aquí es de lo más fácil ligar. Ligas cerveza con ron, con vodka, con whisky. Sabe de lo más rico: como a desechos industriales de la frontera, con yakult. (Transición.) Mónica Lewinsky tampoco chupó aquí. Sólo gente de la Farándula. No es la Zona Rosa, pero es un nice place. El barman te da hasta el chance para que te hagas tu propia Cuba Libre. Sólo que cuidado y no te pase como a nosotros, que quisimos hacer un Cuba Libre y nos salió una sangría.
(A un hombre del público.) Tú necesitas un buen amarre. Ve a verme. Lleva un buen mecate. (Le entrega una tarjetica.)
Allá en mi pueblo, en Macarrones, por Guanabacoa, después de pasar el primer árbol donde está amarrada una chiva, ¿saben?, allá... yo era muuuy famosa. Allá en Cuba yo era famosa. Yo era muy famosa, allá. ¾Me lo repito para creérmelo¾. Salía en Cine, en Televisión, en el Teatro Alambra, en el Blanquita, en Policiales...., en México tuve que empezar de cero. De cero grados, porque llegué en pleno invierno. Es que yo soy así, desorientada, pero pacífica. Medio mensa, pero máaasss simpáticaaa. (Pausa.)
(A otro hombre del público.) Tú necesitas una Consulta amorosa. Estás salao en el amor, así que vete a jugar Lotería. (Le sonríe y le da una tarjetica.)
MÚSICA

II.-
Yo llegué en balsa.
Embalsamada. Porque así viajan las estrellas. Y las momias. ¡Total, no hay mucha diferencia entre una momia y una estrella! ¿No me lo creen... o no ven la tele? Kathy Jurado, Verónica Castro, Rosita Fornés, Jacqueline Andere, Lupita Sandoval, María Félix, Alicia Alonso, Juana Bacallao, son ejemplos muy cercanos. Ejemplos cercanos del tercer tipo. Las del primer tipo no saben ni actuar. (Pausa.)
¡Alaba’o! Con el primer tipo perdí mi virginidad.
El segundo tipo que se me acercó al llegar fue por interés: me robó la balsa. Para rentarla en Acapulco. A diez dólares el paseíto. Ya lo dice el refrán: Camarón que se duerme..., se lo llevan los turistas.
Mi encuentro cercano con el tercer tipo llegando a México, me lanzó a la fama. Onda Spielberg de Tepito.
Era productor de Televicio. Después se tuvo que pasar a Tevenazqueta punto com. Más tarde rompió con ellos y tuvo que volver a Televicio, por un chisme de Paty Chapoy, que es mi amiga y muy talentocita ella, pero es tremenda!! Con su vocecita así..., como que no mata una mosca. ¡Mata una manada de elefantes africanos! Y así estuvo el pobrecito, mi productor, de aquí pa’llá y de allá pa’cá.
No, si yo he tenido una mala pata, que pa’ qué contarles. (Secretea.) Pero que no lo sepan mis biógrafos. El que con lobos se junta, a maullar aprende.
Justo cuando me iba a contratar Paco Stanley, para que bailara junto a Paola Durante-el-show, vino un mafioso y le gritó: ¡ven pácatelas pongo una tras otra! Balas stanley steel, nuevecitas, sin usar.... ¡Y se me jodió el contrato! Yo iba a sustituir a la esposa de Mayito.
También iba a contratarme Fidel..., Fidel Velázquez, que en paz descanse en los sindicatos celestiales..., el pobre, que hasta parecía eterno..., pero se murió por primera vez. Se ñampió. Nadie lo creía, pero colgó los huaraches.
Y cuando fui a tumbarle el millonetas a Jackeline Andere: ¡que se me muere también!
No. Si tengo una suerte. Pa’ mí que la Catrina les grita: cuidado, que por ahí viene Tomasa, la negrona salá, que tiene mala pata ¡y ellos prefieren estirarla, antes que estirar otra cosa!
No, si estoy, salá. Tengo tan mala pata que cuando fui a visitar sus tumbas, ¿qué creen? ¡El cementerio había sido cerrado por duelo!
Y cuando salí de ahí en mi coche..., atropellé un caballo y... ¡pura sangre!
¡Qué suerte la mía! ¿No que los caballos son eternos... y los burros la tienen infinita?
MÚSICA

III.-
(A un hombre del público.) Mi chino, ¿pero tú te has visto bien esos ojos? Ve a mi Consulta, para evitarte mal de ojos. Yo te doy unas gotas buenísimas. Sin comparación. (Le da una tarjetica.) Son 500 años y pico de experiencia. Más pico que experiencia, pero eso es lo primordial.
(A otro hombre.) Tú necesitas de mi sabiduría, se te ve a la legua. Gallina madura, da buen caldo. (Le muestra la tarjetica.) Cógeme los datos y chécame la tarjetica con tu reloj: son como la una y dos colgando. (Le guiña el ojo.)

Les dije que en México, yo tuve que empezar de cero.
Serví entonces como molde para hacer las Barbies. Dada mi figura. Que aún conservo. Y gracias a mi voz, porque a las nuevas Barbies les aprietas un pezón..., (pausa, a uno del público) ¡los pezones están aquí, chico! ¿Qué tú haces entonces mirando pa’cá? Les decía. A las Barbies... les aprietas aquí. Házmelo, a ver. (El del público debe apretarle en la derecha y ella finge vocecita:) “Soy tu muñeca: ingenua, casta y pura.” A ver, repítelo, que nos gustó. (El del público le aprieta, pero en la izquierda y ella finge la vocecita, pero diciendo:) “Soy tu mucama: tu yegua, rasta y puta.” ¡¡¡EHHHH!!! ¿Qué pasó? Ven acá, ¿qué fue lo que me apretaste? ¿Será que los hombres sólo me quieren por el hueco de la dona..., o por toda la harina que almaceno y el azúcar? Vamos a dejarlo así.
¿Han visto las Barbies ésas que venden los merolicos de Tepito, sí, ésas que tienen los colores como corridos, así como ladeados (se aprieta el rostro deformándolo), como si se hubieran parado después de la línea amarilla...?Pues yo mismitica posé para ésas. Son de exportación.¿O ustedes creen que las niñas de Somalia no juegan a las muñecas?
Porque yo soy así, desorientada, pero pacífica.
MÚSICA

IV.-
Si a mí Claudia Schiffer y Revaca de Alba vienen a pedirme consejos. (Se pellizca la blusa y la nariz con ambas manos.) Francis también. Y miren que le dije que no se operara más esa nariz, pero no me hizo caso. Bueno, cuando vienen a mi Consultorio profesional yo se las pongo fácil. Les digo: “Mijitas, si todo lo concerniente a Belleza es puro truco. Siguen unas reglas básicas y permanecen así de buenototas, como si fueran mulaticas desteñías, como yo, sin esfuerzo. Miren...” Los hombres, que se tapen los oídos, que esto no es pa´ellos.

Regla número uno: Jamás revelen dónde tienen el punto G. (Si tienen, claro.) Porque por ahí se empieza. Si se dejan descubrir el punto G, que está como por aquí (se le pierde), ellos van a insistir. Y van a estrujarnos todas con tal de descubrirnos el abecedario completico. Y cuando lleguen a la Z, se corren... ¡y te corren! Te abandonan: deGEnerada. Te exprimen y luego, hacia los cincuenta años, nos queda el culo aquí y el ombligo acá. (Pausa.) Iba a ser muy difícil acertar con el lápiz labial en un vagón del metro a Tacuba con tanto traqueteo. ¡Y luego, para colmo, meterte un churro o fumarte un supositorio!

Regla número dos: Jamás coman caviar, frijoles, huevos cocidos y aguacate en las primeras cenas de amor. Sólo en las últimas, eso si ya se hartan y ustedes ven que necesitan cambiar de cheff y de enchufeff. ¡Eso no falla! ¡Ahuyenta! ¡Hay que vencer al enemigo con sus propias armas: con la pluma y la espada!

Regla número tres: Jamás se dejen pellizcar las tetas o las pompis si tienen silicón. Resulta vergonzoso dejar un reguero de gel desde la sala hasta la habitación. (Alarmada.) ¡Muchacha, él podría resbalar y matarse! Y ustedes pueden ser top-models o lo que quieran, pero no asesinas. ¡¡Y mucho menos hijas de puta!!, ¿o no?

Regla número cuatro y final: Jamás dejen de vestir a la moda. Pase lo que pase. ¡Pero cuidado! Hace poco mis vecinitos hicieron una fiestecita años 70’s y yo me disfracé. A uno de los chavitos se le ocurrió preguntar si yo había ganado jugando a las escondidillas desde aquella época, que si acababa de salir del armario, escondida desde Tlatelolco!!! ¡Qué falta de respeto!
Bueno, los lunes estoy especialmente sentimental.... Sí, sí, ya sé que hoy es miércoles, pero es que mi depresión suele alargarse hasta los viernes. Es que mi último novio era el que limpiaba las escaleras de la Torre Latinoamericana. (Pausa.) Comenzaba los lunes.
Si yo siempre he ido a la moda. A ver, para los atrasados, ¿qué es más moderno: el pene o el clítoris? (Pausa.) Pues... el clítoris. Porque el pene sigue siendo manual y el clítoris es digital. Pero cuidado, porque pueden dejarte en cinta y jamás quemarte en minidisck.
Porque yo soy así, desorientada, pero pacífica.
MÚSICA

V.-
En México tuve que empezar de cero. Les contaba. Yo trabajé entonces como top-model..., en un Curso de Verano de un kínder, donde model...aban en plastilina y yo tenía que posar como cinco horas de pie. (Imita.) En poses de rana, de yegua, de nopal, de Diana Cazadora... Y ahí fue donde cacé a un empresario norteño que me enseñó muchas cosas, desde el Cerro de la Silla hasta... la Cama. Era del Patronato del kínder. Traficante de órganos... órganos Yamaha, Sony, Zildjian, y otras marcas que no me acuerdo.
Me enseñó que la droga es malísima!!! Por eso uso ahora estas prótesis de acero inoxidable en las fosas nasales. ¡Miren!
Me enseñó a montar caballo. Y el caballo aprendió de lo más rápido a montarme a mí. Excitadísimo. Desde esa vez padezco de hemorroides.
Me enseñó un anillo de compromiso, ¡y yo ni muerta! Es como si me enseñaran una horca o uno de esas herramientas tenebrosas de la Expo de Instrumentos de Tortura. Es que entonces me acuerdo de mi prima Chonita, que... cuando se casó, perdió a todos sus amantes. ¡Qué va! ¿Tú crees que soy boba? Si la gracia de una puta fina es saber amarrar a sus hombres. Pero bueno, yo soy más moderna. (Secretea.) Uso spray paralizador anti-asaltos. (Saca un spray aromatizante.) Y si alguno se me quiere escapar: fusssssss...
¡Ahora sí, mi chino! ¿Adónde tú pensabas ir?
Y él así: ¡paleta! (Imita.)
Le quito la corbata, y él se deja.
Le quito la camisa, y él se deja.
Le quito el sostén... Ah, no, la que se quita el sostén soy yo.
Le quito el pantalón, pierna por pierna, y él... quietecito. Como es cojo, le quito también la prótesis de palo.
Le quito el calzón y... eso se los cuento ya en confianza, porque una noche conté eso en un cabaret y se armó tal despingazón, que todos le dieron la vuelta a las mesas, así, de volqueta... ¿Palancas? ¿Estará temblando? Me pregunté. Como el mismitico Popo, hicieron erección!! Yo estaba recién llegada y era santa, guajira, mensa e ingenua hasta decir ya!! Pero yo creía que todos los hombres la tenían así... de chiquitica. ¿O se ponen relleno pa’ alargarlo? ¿Eeehhh? Porque pa’ comprarse esos inventos de “chupa y alarga” pene sí hay dinero, eh..., y pa’ toallas de 4000 pesos sí, eh, ¡y pa’ diamantes no! Eh!
¡Total! A fin de cuentas yo soy así, desorientada, pero pacífica.
MÚSICA

VI.-
Cuando yo llegué a México, tuve que empezar de cero. No quieras ver aquello. Era la guajira guantanamera extraviá. Iba yo así, desorientada, pero pacífica.
JMe paré frente a la Torre Latinoamericana y me sorprendí de lo derechita que estaba. ¡¿Cuándo la enderezaron?! (Chilango:) “No, señorita, usted la está confundiendo con la Torre de Pisa.”
JAy, perdón. Iba conociendo toda la ciudad... Y la ciudad empezaba a conocerme a mí. Por puta fina, claro. ¿Por qué más? Heyoy, gurbay, sayonara, sdrásvitie. En Cuba ya había practicado lenguas. De todo tipo y en todas las posiciones. (Muestra.) Soy políglota. Y poliglotona, porque todo lo que veía se me antojaba. Y por eso me puse así. ¡Qué hambre vieja, caballeros!
LSiempre había visto muchas películas mexicanas y yo pensaba que todos eran machos machistas, con grandes sombreros, y de pronto, ¡veo en plena Reforma un trasvesti vestido con una batica dorada y un sombrerito en la mano, danzando en un solo pie, y su mano así... (Imita.) ¿Quién es ese puto, mi chino? (Chilango.) “Más respeto, señorita, que ése es el Ángel de la Independencia!” (Pausa.) Ay, perdón. No meto más la pata. No habían pasado ni diez minutos cuando la metí de nuevo, hasta el fondo!!
LIba yo así muy orgullosa, desorientada, pero pacífica, por el Paseo de los Hombres Ilustres. ¿Aquí también habrá Mujeres Ilustres? ¿Y por qué no las colocan allí, eh? Yo voy a ser la primera!! Bueno, iba yo..., entretenida. A todos los que pasaban yo les veía cara de ilustres. (Saluda al pasar.) Hola, buenas, chao, ¿y su familia ilustre?, buenas, no, gracias, hola, no, gracias, niño, no quiero chicles, no, gracias, precioso, adiós, hola, (grita): ¡¡Cojones, que no quiero tus chicles, chamaco!! (Transición.) Ay, perdón, yo soy fina, desorientada, pero romántica... ¡¡Muchacho, déjame en paz con tus chicles, que no tengo lana pa’l dentista!!
Y veo venir a un hombre con tremenda cara de ilustre. Oh, éste debe ser un gran héroe que defiende las causas nobles, ¡y me está mirando directamente a los ojos! Ah, no, un poco más abajo. (Se toca las tetas.) ¡Qué ilustre se ve! Con uno así, me caso. Con tres como ése, me caso. ¡Se acerca! ¡Qué emoción! Viene en cámara lenta. (Imita cómo camina.) ¿Qué quieres, mi hombre ilustre del Paseo de los Ilustres? ¿Cómo? ¡Y sacó tremenda pistola de 19 milímetros y me desvalijó! (Gime.) Me quitó hasta unas chancleticas plásticas que traje de Cuba, mi medalla de la Virgen de la Caridad del Cobre, un consolador que me compré en la zona roja de la Zona Rosa, de pilas doble A, tamaño negro del Bronx, ¡pa’ divertirme en grande! Me quitó mis lentes de sol, mis... mis... mis... Miss Universo asaltada en pleno mediodía. Pero como supe enseguida que se trataba de un héroe, de un hombre ilustre, me dejé asaltar con orgullo y hasta le anoté mi dirección y mi teléfono por si se le ofrecía algo más. Porque yo soy así de buena gente, desorientada, pero pacífica que da gusto.
MÚSICA

VII.-
Allá en Cuba, yo nací en Macarrones, un pueblo miserable ¾como casi toda Cuba¾ que no está ni en el Mapa de la NASA, ni en el de la CIA, que es mucho decir...!! Era tan pobre, tan pobre, que el arcoiris lo teníamos que ver en blanco y negro. ¡Qué miseria! Teníamos que ir al pueblo de al lado a pedir limosna. Era un pueblo sin futuro. Sin pasado, sin futuro, sin arroz, sin frijoles, sin obesidad, por supuesto!! Pero eso sí, todos hablaban ruso. Era de lo más bonito darse las buenas noches en ruso, como que hasta el hambre se nos iba..., se nos iba acumulando. A mí México me mató el hambre, no es por ná!!
Por allí no pasaba nada..., pasaba un río y pasaba los miércoles. Teníamos que alumbrarnos con la luna hasta que la luna fue sólo para área dólar y sólo se podía alquilar en los Hoteles. Esas noches de apagón nos acostábamos a las cinco de la tarde, con las gallinas, en un palo, porque no había camas. Yo era novia de un primo mío y a veces me quedaba dormida a medio palo.
Pero éramos felices. Había una vaca, que en vez de leche daba lástima. Se le podían contar las costillas, las que le quedaban, porque mi mamá se las iba arrancando de una en una para hacer caldo cuando alguno de nosotros se enfermaba.
La vaca se llamaba Lady Di, porque era bulímica y anoréxica, ¡y para colmo vegetariana! ¡Le encantaba la yerba, como a mí desde que conocí al norteño! La vaca tenía dos terneros y un buey cornudo, como el príncipe Carlos, que será muy príncipe y todo lo que él quiera, que no tuvo la mala suerte de nacer en Macarrones sino en Boquinján, London, ¡¡¡pero es más feo, más feo, que le mete miedo al susto!!! Yo prefiero un buey latino!!
Porque soy así, desorientada, pero pacífica.
MÚSICA

VIII.-
Mi pueblo. El D.F. me recuerda a mi pueblo. Por la cantidad de policías. Y porque son los únicos que te asaltan.
Todos mis primos del campo son policías. ¡Más brutos! Lo mismo que en el D.F. allá los policías andan de tres en tres. ¿Que por qué? Pues porque el de la derecha sabe leer, el de la izquierda sabe escribir, ¡y al del medio, le gusta andar con intelectuales!
Después, aquí, por allá por el Chopo, en Buenavista, me busqué otra chambita, como lectora de Tarot. Aquello me tarót de por vida. Me obsesiona hasta el día de hoy..., hasta la noche de hoy. Dondequiera que llego, me las sacan. Las cartas, claro. ¿En qué pensaban? Mi amiga Walter... Mercado, una güerita cubana ella, así como muy ligth, que se pone los vestidos de la reina madre, bueno, ella, me pronosticó que esta noche, aquí mismo, iba a encontrar al hombre de mi vida. (Pausa.) Y que hasta me llamaría para confirmar. La invité y me dijo que a lo mejor me caía por acá. ¿Conocen a Walter? Bueno, pues él no los conoce a Ustedes. Y el que lo conozca mejor que se calle, no vaya a ser que se queme. Ay, pero creo que me dejó embarcá, porque ni me llama ni llega. (Pausa.) Es que todas las güeritas oxigenadas como ella son como despistadas. Creo que mi cuatacha se equivocó, porque veo muy pooocos hombres por aquíiii. ¿Qué pasa? ¿Qué coño hace Greenpeace?, ¿será otra especie en extinción:? Las focas, los manatíes, la mariposa monarca-traficanta, los delfines, los hombres-hombres, los monos verdes. (Transición.) En una época de desesperación me acosté con un mono verde. ¡Claro que le ponía condón! Doble. El del Zoológico me dijo que ellos tenían sírfilis congeniosa. ¡Solavaya! Me llenó de arañazos: hic hic hic...; llegué a tener tantos raspones y arañazos que mi foto salió en la revista de tatuajes: Tattoo. (Transición.) El mono estaba bien mono, no es por ná. Parecía boxeador... o futbolista. El Brody, sin los millones, claro. Me recordaba a un amante santiaguero que tuve. Se la pasaban jalándose los chinos todo el pinche día. Al mono le puse de nombre “Verde”, para que no se me olvidara. Soy muy distraída pa’ los nombres y todo eso. Mono Verde. Fue un amor muy ecológico. ¡Lo que hace una mujer desesperada por no entrar a la Menopausia, por aceitar la sartén por el mango! En Cuba también hay muchos monos vestidos de verde... Pero eso es otra historia. Yo soy así, desorientada, pero pacífica. ¿Qué les decía?
MÚSICA

IX.-
Me las voy a sacar. Si ustedes tienen, también se las pueden sacar. Aquí están: ¡Las cartas! (Saca los arcanos mayores del Tarot. Pide a un hombre guapo del público que saque tres.)
¡Muchacho, qué suertudo! ¡Se te ve la suerte por encima del pantalón!
Fíjate, en la primera te sale....¡un hombre en tu vida! Vas a ser muy feliz a su lado. Pero, chico, no te me pongas colora’o, que ese hombre puede ser tu propio padre: ¿o en qué estabas pensando, eh?
En la segunda..., a ver..., en esta te sale un cáncer. Bueno, claro que no para ti, no. No te espantes. O sea, un Cáncer en tu camino; alguien del signo de Cáncer en el Horóscopo. Harán negocios..., sí... creo que Sergio Andrade es de ascendente Cáncer en su casa astral... Sí, harán buenos negocios.
A ver qué te sale en la última. Uhm, que estás en las últimas... lleno de suerte. Te sale..., uhmm, se te sale muy rápido, chico. Eres, ¿cómo diría?, demasiado precoz, tienes que aprender a hacerlo menos precocido. Dale más tiempo de cocción, mi chino, y tendrás éxito. ¡Eso se aprendeee! Te puedo dar unas clasecitas en Horario de Ver-Ano. Aquí tienes mi tarjetica. Porque yo soy así de mala gente: desorientada, pero pacífica.
MÚSICA.

X.-
Les contaba del primer tipo. El que me violó en un Super, en el área de verduras. Fue encima de las calabazas, me arrastraba encima del germinado de soya, de lo más suave (se los recomiendo) y de ahí me arrastró hasta los nopales. (Pausa.) No les habían quitado las espinas, ¡pa’ su madre!, los cerillos nos miraban... excitados! Viví con él como tres meses. Por una zona muy nice: Lomas de la Merced. A través de mi balcón, al amanecer, entraba una fragancia... de claveles, tacos de buche, de matriz de puerca y rosas rojas. Todo revuelto. ¡Me daba una revoltura de estómago...! Y de ahí, a levantarse y a salir con un carrito a vender nieves y helados, “La Flor de Tuchoacán”. (Suena una campanita.) Tilín tilín... ¡Llévele, güerita, güerito, papacito, papirriqui, helados “La Flor de Tuchoacán”! ¡Le doy una probadita al que me compre helados!, ¡chupa la paletica! ¡Chúuupatela por cinco pesos!
A los dos meses y medio había sacado como dos millones de pesos. Porque yo soy así, desorientada, pero pacífica.
Mi marido, el primer tipo, me dijo: “Pero, mi amor, ¿todo eso de helado?”
No, mi chino, de lado, de frente, de costado, de perfil, de espaldas, en cuatro patas.
Agarré la plata y me perdí. Me perdí por Tepito, que es un laberinto. Ahí hasta las cucarachas van armadas. Fue entonces que tuve mi encuentro cerca-ano del segundo tipo. El que me voló la balsa. (Chilango.) “Caperucita, si a mí me llaman el Lobo de Tepito.” Era tan, tan apasionadamente naco!! Olía todo el tiempo a colonia Sthéfano. Apestéfano!! ¡Coño!, era tan naco, tan naco, que yo le decía cariñosamente mi naco-traficante, pa’ poderlo insultar sin que se percatara. (Chilango.) “¡Uf, uf, uf! ¡No puedo entrarte, pos nunca creí que fueras virgen! ¡Qué himen más duro!”
Y yo: No, mi chino, es que no me has bajado las pantymedias.
Y yo así, desorientada, pero pacífica. Haciéndome la sueca.
Era tan naco, tan naco, que en vez de Los Tigres del Norte, prefería a Los Tlacuaches del Sur, de por allá de Campeche, con las “canciones” de Christian Castro y sus mismas desafinaciones. Porque ya lo dice el dicho: Árbol que nace torcido, pa’ consumo nacional.

En los actos públicos, gritaba: “¡PAN! ¡PAN! ¡PAN!”
Ven acá, mi chino, ¿desde cuándo tú eres panista?
(Chilango.) “No es eso, mi chulada, PAN significa: ¡Pos Arriba la Naquiza! ¡Pos Arriba la Naquiza!” (Mareo.)
Vaya, eso era demasiado para mí. La naquez se pega. Si no me creen, pregúntenle a Tony Motola. (Codo.) Era tan naco, tan naco, tan naco... No, Tony Motola no, sino mi marido. Era tan naco y tan racista, que me decía:
(Chilango.) “Cuando conduzcas un coche por Tepito y veas que pasa un balón saltando, frena, porque detrás siempre viene un niño. Si continúas manejando y ves que cruza la calle un guajolote corriendo, acelera, porque detrás siempre viene un negro.”
No, si lo que yo les cuente es poco.
Me largué de su casa el día que se apareció diciéndome: (Chilango.) “Mi chula, hoy te voy a echar cuatro palos...”
Oh, mi chino, ¿tomaste viagra?
“No, mi chulis, pasé por la cantina y me traje a tres cuates.”
¡Qué gente, caballero, pero qué gente!
Pero yo, naitica de ná, así, desorientada, pero pacífica.
MÚSICA

XI.-
A mí México me mató el hambre. Y el “Head and Shoulders” me mató los piojos y la caspa, que pa’ eso essss…
Cuando llegué, me comí unas enchiladas suizas, rooojas, en pleno Airport. Oh, un plato suizo, me dije. Si es suizo debe ser de chocolate y queso o algo así, de lo más fino... Las probé. Una cucharada del tamaño de la fuente de la Diana. ¡Alaba’o sea Dios! ¡¡Llamen a los bomberos!! Qué va a ser suizo eso!! ¡Eso es de Chile pa’trá! Puritico chile. ¡Que la lengua se me rostiza y voy a perder mi herramienta de trabajo! (Pausa.) Me calmé... con diecisiete litros de agua fría. Ahhh..., qué alivio. Menos mal que disfruté mi alivio, porque en la noche fue peor. ¡Qué chorrillo me dioooo! ¡La maldición de Moctezuma! Ppprrrrr... Me escaldé toda... ¿Qué le echan a las enchiladas suizas ésas, mi chino? ¿Le echarán filos de Gillette o luces de Bengala? Kriptonita. Anduve como cuatro días caminando así... Enchilada hasta la... chilada.
(Chilango.) “¿Pos qué le pasa, señorita, por qué renquea así?”
Ay, no me diga nada, es que me vine en Cubana de Aviación..., y como el bloque socialista se cayó y el bloque nos cayó y nos partió la crisma, pues no hay piezas de repuesto para la cabina de despresurización... y en cada bache del avión, ¡prum!, se te salen las hemorroides. De Cuba pa’ cá el aire está llenito de baches.
Cuando tenga una hija le voy a poner así: Tomaenchilita. Pa’ acordarme. Pa’ que no se me olvide. Toma, por Tomasa, que es mi gracia. Enchilita por... ya ustedes saben, por ser así, muy suiza ella.
Tomaenchilita, mi amol, ¾le diré¾ la raza jamás se niega. ¡Tú eres suiza!
Y así fue mi llegada, porque yo soy así, desorientada y medio comemierda, pero ante todo, pacífica.
MÚSICA

XII.-
(A un hombre del público que ría mucho.) A ver, pipo, toma mi tarjetica, que me caíste bien de gratis. (Pausa.) Me conformo con que pagues doble cover. Mira, tengo un local que se llama “Las 3 nalgas de Eva”..., en realidad en la imprenta se equivocaron: yo quería que me pusieran “Las 3 cartas de Eva”. Después de todo suena bien: eso de nalgas, suena como a un pedacitico de Cuba.
(A otro hombre del público.) A ver, papirriqui, sácate tres... cartas. Eso. (Muy coloquial.)
v En esta primera veo mucha salud..., mucha salud para todas las enfermeras que te van a cuidar en la Sala. Una operación de urgencia por tragarte una corcholata cuando te tiraron... las cartas. Sólo que se van a equivocar de Historia Clínica... A ver... a ver..., ¡esto está complicadísimo! Van a equivocarse de caso y de cama. Se confunden de paciente. Creen que eras tú el que quiere hacerse la operación de transexual. ¡Ah, no, perdóname! Es que la carta está al revés. No, no, respira, uno, dos, tres... Es todo lo contrario. No, no, sale muy bien aspectada. Quien va a querer hacerse esa operación es tu hijo mayor, así que no te preocupes.
v En la segunda carta te sale... te salen muchas mujeres, sí, muchas mujeres. Es un Manicomio. Todas están locas. ¡Solavaya, pa’llá, pa’llá! Tú no eres el siquiatra, eres el que limpia el piso del Manicomio. Los vómitos, la sangre y todas esas cosas.(Pausa.) Perdón, aquí te aclaran algo... Es una película donde vas a actuar. No te asustes. Es con María Rojo, una güerita ella. Es sólo un rodaje de Hollywood. Vas a triunfar, asere.
v En la tercera carta te sale la Lotería. ¡Vas a ganarte la Lotería! De la impresión te va a dar un infarto al miocardio. (Abre los ojos.) Vas a quedar parapléjico y una isquemia te va a dejar en las últimas ¾en las últimas tiradas a lo mejor te sale algo bueno¾. Es que hoy no tengo buena mano. Pero mira, aquí sale algo mejor: tu suegra se tira por el balcón cuando ve que tu esposa rompe el billete ganador en mil pedaciticos pa’ alejar la mala suerte. ¡Felicidades! Llévate mi bendición mamal, no papal. Pero sobre todo mucho, pero mucho humor. (Se aleja temerosa, evitándolo.) ¡Siá cará!
MÚSICA

XIII.-
Oye, está raro esto. Llevo como una hora aquí y aparte de no haber hallado al hombre de mi vida, no llega mi amiga Walter.
Si me quedo más tiempo parada aquí, van a pensar que soy una prostituta. Porque la gente piensa que porque una es actriz, ya es puta. No necesariamente hay que ser actriz.
Cuando yo era chiquitica, como así, me encantaban los cuentos de hadas, el bosque, las lagunas hechizadas, ... ¡Siempre quise ser ninfómana!
Yo sé coser. Sé hacer mandiles..., y mandilones. Sé hacer camisas, sé hacer pantalones, sé hacer chamarras, hacer buenas chaquetas, de lo más bonitas, apretaditas por el talle, sueltas, así... ¡y con un movimiento y un swing aquella chaqueta, al caminar! No, si pa’ qué les cuento! Mi mamá era costurera. De lo más costurera ella, así, tranquilita y desorientada, como yo. Le hacía cachuchas y chaquetas a todo el Ejército. Salí medio mensa a ella. (Pausa.) Una vez, allá, en mi pueblo, en Macarrones, se le ocurrió preguntarme que qué yo quería ser cuando fuera grande. Le di tres posibilidades:
v Me gustaría ser... servidora pública. Y me dio un trancazo. ¡Ay!
v Me gustaría ser una mujer fácil, teniendo en cuenta que la vida ya es de por sí difícil. ¡Pam, otro trancazo,! ¡Ay!
No me quedó más remedio, la vi sentadita allí, en su máquina de coser Singer, dale que dale al pedal y le solté:
v Mima, yo quiero ser como tú: ¡chaquetera!
¡Muchacho, casi me mata! Me tiró la máquina Singer por la cabeza. Después me lanzó los platos. Después me lanzó los platos. Después agarró y me tiró el tanque de gas. Nos quedamos sin gas como dos semanas enteritas. Sin gás.
Entonces me miró y me dijo: “Tú tienes que ser grande, hija. Si te vas a ir al cielo, puedes irte en balsa si te da la gana. Si te vas a ir pa’l infierno, que sea en limousina y con chofer. Y me vine en balsa. El único que tiene limousina en Cuba, no me la quiso prestar. Tremendo singao, tremendo tacaño que es.
No les digo, cuando escriba mi vida voy a vender más que Aline... o que Karina Yacult, las dos gaticas de María Ramos ésas. A la hora de la hora, no, no, yo querer Infiernow, no querer la gloria...; la gloria no peinarse, no ser fresaw, andar con el pelo suelto. Yeah!!
Si cuando empecé a trabajar aquí en México en un cibercafé..., en mi vida había usado una computadora.
Entonces, agarré la PC, el mouse y me dispuse a trabajar, a sobrecumplir.
No habían pasado ni dos minutos y ya estaba rota. ¡Alabao!
Me sentaron frente a otra computadora.
(Inter. Nos: no es lo mismo decir “computadora”, que “ésta te adora como una piiiiii...”)
A los dos minutos: rota. Nada.
(Chilango.) “Señorita, ¿qué le hace?”
Pues lo que usted me dijo. Todo con mi ratón.
(Chilango.) “A ver, ¿cómo le hace?”
Entonces yo puse el mouse en el piso, como me enseñó mi mamá con el pedal de la máquina de coser. ¡Y a meterle pata! Chiquichiqui chiquichá...
Me corrieron. (Gime.) Por bruta. Salí corrida. Corrida de arriba abajo. Ni modo que fueran a correr solamente medio pedazo de este cuerpo que dios me dio y que San Pedro me lo bendice todos los días...
Pero antes me hicieron limpiar con Fabuloso tooooda la pantalla del monitor. Es que cuando me equivocaba, le ponía corrector blanco y ya no se veía nada, nada, nada.
Pero por lo menos: aprendí a chatear antes de que me corriera. Ni ná, ni ná, puedo ser desorientada, pero pacífica. Pa´que no ésa!!
MÚSICA

XIV.-
Porque no es por nada, caballeros, pero a mí me encanta estar a la moda.
Aprendí a meterme en el Chat. ¡El mejor invento del mundo, después de las balsas y el rockanroll! (Hace el signo hippie.) Chat, balsa y libertad.
Ahí conocí a Brad Pitt. ¿Sería de verdad Brad Pitt? A lo mejor.
Yo chateaba con el “nicke” de la Mexicana. ¡Total, tengo la bemba más jugosa que Julia Roberts!
(Chismosa.) Julia Roberts tiene las piernas más flacas, la pobre. Como debe sufrir al mirarse al espejo de cuerpo entero.
No es por ná, pero no sé a quién se le ocurre pagarle tantos millones de dólares por ese cuerpecito de lagartija mahometana.
¡Si por lo menos ella tuviera los chamorros de Brad Pitt!
Y yo aquí, cobrando a diez pesos la tirada de tarot. Eso también me taró. No se lo había confesado a nadie. Porque una tiene su honor y no me gusta que mi vida ande por ahí, tirá a los puercos, por la calle’l medio.
Pero no cojo lucha, ¡qué va!, cojo otras cosas.
Bueno, contarles quiero, para que a equivocarse no vayan, que en mi primer chat me metí en un sitio de ésos, de descontrol, donde la gente es más freudiaaanaaa..., más lubricosaaa... , ¡que aquello es muy grande!
Fíjense: el ratón Mickey chotea con Tarzán, Tarzán chotea Chita, Chita con la mother Teresa; la de Calcuta con Carolina de Mónaco; ésa chotea con otro, el otro con el otro y el otro con todos... Algo así. ¡Alabao! ¿No que las orgías habían pasado de moda en los setenta?!! Ya no hay fidelidad ni en los tocadiscos. ¡¿No que los CD’s no se rallaban?!
Tanta cosa y tanto jelengue por un par de chamorros arqueados ¾como si se hubiera ido corriendo el caballo y quedan así¾, y un trocito en el medio. Por eso dicen que las cosas insignificantes van entre paréntesis. Lo dice la Real Lengua de la Academia. También en Internet, mi chino. ¿Que me digan mis amigas qué es lo que le encuentran a ese mouse? ¡Yo prefiero el disco duro!
(Susurra.) ¿La Academia? Ahora que me acuerdo: mi otro marido fue de la Academia de Tae Kwon Do.
MÚSICA

XV.-
Mi otro marido mexicano. ¡Un luchador! Ya saben que yo soy como un gran corazón: ¡palpito!
Y allá me fui. Entonces él se tiró a la lona y descubrió lo más profundo de mi interior. En el fondo. Y en el fondo no era tan tonto. Sabía hacer bien su trabajo. (Pausa.) Me mostró varias llaves... (Imita posiciones.) Ayyy, mijito, ¿tú sabes bien lo que estás haciendo?
Ay, ay, ay, ay, ay, ¿quién me da un vaso de agua?
Ay.
Yo hice todo lo que me dijo. (Posiciones.) Hasta que tuvo que llamar a un cerrajero, porque me dejó toda chueca y con la llave dentro.
Mijito, ¿tú crees que yo vuelva a coger forma?
¿O tú crees que por andar con estos inventos de la moda me voy a quedar algo Quasimoda, con el badajo de la campana incrusta’o en la joroba? (Pausa.)
Por suerte el cerrajero era de lo más decente. Ay, ¿de dónde lo conozco? ¡Yo lo conozco, me dije, esa cara y ese bulto me resultan familiares!
¡¡Pero mira que el mundo es chiquitico, mi chino, si ése es el que te conté, el mismitico hombre ilustre del Paseo de los Hombres Ilustres, el que me desvalijó!!
¿Pa’ qué lo dije?
Mi chino el luchador le fue pa’rriba gritándole:
(Chilango.) “¡O le devuelves las chancleticas cubanas y el consolador de negro o te parto en dos!”
Y yo gritaba, en el medio de los dos: ¡No se lo partas! ¡No se lo partas!
Por suerte, el ilustre traía las cosas en su mochila de cerrajero y me las devolvió allí mismo, porque si no, quién sabe qué le habría partido mi chino. ¡Mi medallita! ¡Gracias! (La besa y se persigna.) Mis chancleticas plásticas. Están usadas, ehhh... No, no, quédese con el vibrador. A lo mejor va y le hace falta. Considérelo como un pago a su favor. Está limpiecito, de medio uso.
Le di las gracias a los dos, ¡a mi manera!, ¡pa’ que no haya equivocación y después no se diga que las criollitas somos malagradecías! Y me fui pa’ siempre!! Los dejé allí: enseñándose llaves, cerraduras, candados, consolándose mutuamente, que pa’ eso es la amistad!!
Porque me encanta unir a las personas, como si yo trabajara gratis para la UNESCO y las Naciones Unidas...
Porque yo puedo ser lo que ustedes quieran, pero eso sí: seré desorientada, pero pacífica.
MÚSICA

XVI.-
El otro chino en mi vida fue un intelectual. No podía faltar un bicho de ésos.
¡Pa' su madre! ¡Qué aburrido es el intelecto de un intelectual! Sobre todo si estudia Lenguas Muertas. Ya saben, las que se hablaban en el Mar Muerto, creo yo.
En la cama, ni se diga: me soplaba el Quijote todas las noches. En plena excitación, había que leerse la Jornada completica, desde Chiapas hasta los dolores de Padierna.
Aquello era un crimen con castigo de pilón.
Fue una relación muy sana..., tan sana que ni gripa nos dio.
Todas las noches le abría las patas... y le metía la cabeza a sus lentes de aumento.
¡Qué fatalidad, caballeros!
Le recé al Santo de los tenates, al beatoCarlos. ¡Y ná! Le insinué que si la Santa Sede, ¡y ná!
Hasta que me paré de cabeza y ná. Me paré de caderas y ná..., abierta así, como indica el Kamasufra.
Hasta que le solté: ¡Ven acá, mijito, ¿y a ti qué coño te pasa?!
(Chilango.) "Es que soy homosexual", me dijo, "o sea, ¿no?"
¡Qué va, mi alma! Homosexual era Shakespeare, homosexual era García Lorca, homosexual era Salvador Dalí, Salvador Novo. ¡Tú lo que eres un reputo comemierda!
Me imploró... hasta decir ya!! Yo seguí en mis 13. Por fea nunca tuve 15.
Ah, ahora entiendo!! Por eso se me perdían mis vestidos, por eso se me gastaba tan rápido el bilet. Por eso cada semana me topaba en la escalera con un plomero nuevo. Uhmmm...
Lo dejé. Y yo me fui a tomar un curso de de Autosuperación... sexual. Porque yo quería seguir siendo desorientada, pero pacífica.
MÚSICA

XVII.-
Les decía que nunca tuve 15. Allá donde nací, en Macarrones, Guanabacoa, yo nací gemela. Allá hasta los pozos estaban secos y las mamás daban la leche en polvo. Se apretaban la teta y aquello parecía una caja de talco. Bueno, como nací gemela y había tanta hambre, mi padre dijo: "Que ahoguen a la más fea."
Y desde ese día aprendí a nadar.
Por eso mismo vine en balsa. Por eso el "océa-¿no?" jamás me trauma.
Yo siempre quise ser sirena, si rena-ce mi virginidad y mi fe, algún día podré serlo. Porque no hay himen que dure cien años, ni cuerpo que lo resista.
De eso podría hablarles mi hermana gemela. ¡Mi herma era la candela!, después se volvió de lo más tranquilita. Trabajaba en la Biblioteca de un Monasterio. Luego se perdió: porque era sonámbula. Su fue de Cuba, caminando sobre el mar. Creo que llegó a Italia. Mi hermana... Una vez tuvo un problema, cada vez que orinaba le salían cuatro chorros. La llevamos al médico y en cuanto el médico le revisó ahí, ¿ustedes saben lo que encontró?: un botón de pantalón de hombre. (Pausa.)
Mi hermana gemela tenía una máxima: "el pecado de la carne..., es que se lo coma otra.”
Nada más lejano de mí. Yo misma, si me he acostado con una pila... de problemas en mi cabeza, es porque yo sueño y sueño mucho, sueño con mejorar al hombre. Claro que para mejorarlo, hay que encontrarlo. Y una no encuentra lo que quiere hasta que no lo pierde. Y yo no pierdo ni la esperanza ni la calentura. Ahora tengo fuerzas, porque lo último que se pierde en la vida es... la propia vida.
Y yo me siento viva, pero la vida va pasando. Ya yo tengo, ahora mismo (mira el reloj en el brazo de un hombre del público y dice la hora exacta)... las once y treinta.
(Suena el celular.)
¡Ay, perdón! Estos celulares, suenan cuando menos una se lo espera. (Contestando.) Espera! (Al público:) ¡Al fin..., es Walter!
Ven acá, mi niña, ¿tú no me dijites que era en "La Bodeguita"? Pero mi china, ¿qué es lo que tú dices? ¡Que esto no es “La Bodeguita Del Medio”! Pero mi niña preciosa..., ¡mira, Walter, tú debes estar bromeando, chica! (Aparte, al público.) ¡Es tremenda! (A una mujer del público.) ¿Cómo se llama este lugar? No te oigo. ¿Las qué...? ¿Que esto no es un cabaret? ¿Una farmacia? ¿Qué? No, si hoy no me hacen falta. Además, me cotizo alto. Yo uso toallitas de 4000 pesos, ya lo saben. Caballeros, ¿me estaré quedando sorda? (Al público.) ¿Cómo se titula este lugar? ¡(nombre del cabaret)! ¿Y por qué no me lo dijeron? (Al teléfono.) ¿Es enfrente, Walter? ¡Nos vemos ahí! Deja y me despido de unas amistades. Ya saben, si pasan por mi local no dejen de visitarme: recuerden, “Las Tres Nalgas de Eva.”(Transición.) ¡Ay, dios mío, Shangó, Obatálá, Oshún! Estoy en la competencia, en el lugar equivocado, “en el sitio impreciso a la hora imprecisa.” Por eso no veía por to‘ esto al hombre de mi vida.¡Alabao! Acabo de cometer un asesinato... de paciencia. Varios. A sangre fría. Bueno, a sangre ardiente, porque yo de fría ya se habrán percata’o que no tengo ná. Yo soy como Lady Di, caliente hasta las últimas consecuencias y de aureola, un volante, aunque tenga que cambiar la corona de princesa por un radiador echando humo. Segurito, segurito, que Lady Di será cubana en la próxima reencarnación. Ya pasó la escuela en la tierra. (Transición.) Me fui del tema. (Pausa.) ¿Y ahora qué coño hago? (Al teléfono.) ¡Sí, Walter, gracias! Apúrate, chico, habla en abreviatura, porque estos celulares son el robo del siglo: en un “buenas noches” te vuelan quince pesos!!! (Transición, a público.) Ay, me colgó. ¿Habré sido muy brusca? (Al público, entre las mesas.) Caballeros, perdónenme, devuélvanme mis tarjeticas... Bórrense mi número de la mente. (Los limpia, traqueando los dedos en el aire.) Gracias, gracias. Ay, qué pena. No era aquí. Era enfrente. ¿No se los decía? (Retirándose y agarrando apresuradamente todas sus cosas.) Esto es (nombre del cabaret) y lo sentimos mucho. Aunque a decir verdá, no es por ná, caballeros... y damas, me late que ya somos como medio íntimos, ¿no? Además, yo se los aclaré de antemano y de pilón, que yo soy desorientada y algo pacífica, ¡pero eso sí!, ¡¡tremenda comemierda!! (Sale tropezando y cayéndose para el sitio nocturno de enfrente.)

MÚSICA
FINAL

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